Mateo ¿qué papel juega dentro de la serie?
Es el novio de Bea. Bea que, a su vez, estaba con Javi… De manera que surge un triángulo amoroso pero… A ver, es que es difícil de explicar sin hacer spoiler (risas) El caso, que Mateo está con ella, pero hay algo que pasó que el espectador va a ir, poco a poco, descubriendo para darse cuenta de que, igual, no era tan bueno o quizás no es tan malo.
Como actor, ese juego de espejos debe de ser divertido, ¿no?
¡Claro! Y también más arriesgado. Es mucho más fácil hacer un personaje más línea, que todo el rato sea bueno o que todo el rato sea malo. Pero aquí hay que encontrar el equilibrio. De “ahora, esto sí”; “ahora, esto no”. Es lo divertido, pero también donde te la juegas.
Para no pasarte con las pistas que le das al público o las muescas que dejas con ciertos golpes de efecto, ¿no?
Exacto. Como espectador, me encanta eso de que estés viendo una peli y ¡zas! Te digas a ti mismo: “Pero, eso…¿cómo no había dado cuenta?” o “Ahhh, claro, ahora lo entiendo todo…”. Esos clips hangers, esas revelaciones que te atrapan.
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Eres muy joven y empezaste hace relativamente poco, cuando te ves en la pantalla, en la tele, ¿te sigue sorprendiendo?
Es un poco desconcertante, sí. Yo lo celebré mucho en realidad. No tenía pensando para nada en el mundo ser actor y fue mi repre el que me preguntó si quería hacer un par de casting o si quería probar… Realmente, yo no tenía nada que perder, así que con Yolanda (Serrano) y Eva (Leira) hice un par de castings y… Me cogieron para “La otra mirada”.
O sea, llegar y besar el Santo.
(risas) Supongo que vieron algo, ¿no? Esa inocencia que llevaba yo de no haber actuado nunca…
¿Nunca?
Nunca
¿Jamás? ¿Ni clases? ¿Ni siquiera en la función del cole?
Nada.
¡No me lo creo!
(risas) En casa, imitaba a la gente cuando veía la tele y mi madre no estaba… ¿Eso vale? (risas) Supongo que algo vieron en mí que gustó. Creo que esa inocencia de no haber actuado nunca y poderme meter en el personaje de forma tan natural quizás… Y, además, ya que me tiraba a la piscina, lo tenía que hacer en sevillano… Imagínate, verme en la tele, cuando salió el primer capítulo con mis colegas en casa… Porque llamé a cuatro o cinco amigos rollo: “Oye, por favor, vamos a ver mi careto hablando en sevillano” (risas). Y es verdad que no era un personaje súper relevante, sobre todo, al principio… Luego, fue cogiendo más cuerpo y más importancia pero, ahí estaba yo con mis amigos viéndolo y, realmente, me sentía orgulloso de estar ahí y haber podido defender un personaje
Y ahora, ¿Da vértigo? Lo digo porque no sé si todo empezó como un juego o como un “a ver qué pasa” pero, ahora, de repente, es tu profesión. Vamos que, iba en serio.
Exacto. En ningún momento he hecho de menos la profesión. Desde el primer momento, iba con los textos súper estudiados, súper aprendidos, rollo súper profesional aunque no tenía ni idea de cómo se hacía (risas) pero lo más profesional que yo imaginaba que se podía hacer y, obviamente, te das cuenta de que te gusta, de que es algo hay que meterle pasión, de que es algo que tienes que trabajar, de que es algo que igual estaba dentro de ti -que no sabías que estaba- y que, de repente, mira, lo has descubierto… Pero, en realidad, era un “a ver qué pasa”. Pero, poco a poco, vas haciendo otro proyecto, enlazando… Y creo que, de repente, fui cogiendo tablas y tomándomelo más en serio… Es así porque si no, no podría hacer un proyecto como éste. Entonces, claro que te da vértigo. Da vértigo el hecho de querer hacer el personaje todo lo bien que se pueda.