Pues que no te dé reparo, porque es la realidad. Estrella mundial. Así. A lo bestia. Al pan, pan.
Ya… Es que todavía no me hago a la idea. Es como de poca humildad.
La humildad no está reñida con la realidad, y lo que es, es.
Pues sí. Y lo cierto es que es así. Aunque no deja de dar vértigo decirlo.
Tengo que decirte que coincidí contigo en un AVE antes del boom. Yo veía La Casa de Papel en Antena 3 y, en ese momento, a ti todavía no te conocía casi nadie. Pero… ¿ahora? ¿cómo es eso de subirse a un AVE y que durante dos horas y media todo el vagón te observe? ¿Te vas a la cafetería todo el viaje? Yo es que me pongo en la piel y no sé qué hago. Lo mismo me bajo en Valladolid.
Pues es mucho más complicado (Risas) Estaría bien quieran hacerse fotos esperen al final del viaje (risas). Sobre todo cuando te piden la foto a los cinco minutos de subir y luego te pasas todo el trayecto con las miradas y sonrisitas de complicidad (risas)…
Pidamos desde aquí que, por favor, la gente espere al final del viaje para hacerse la foto ¿Te parece?
Pues no sé qué es peor (risas). Ya fuera de coñas, es genial que te muestren tanto cariño y notar tanto feeling con la gente por un personaje. La verdad es que estoy encantado.
Me decías antes que esto te ha puesto delante nuevos proyectos de cine ¿qué me puedes contar de eso?
Pues poco porque todavía no está al cien por cien firmado nada y no quiero que me echen la bronca (risas). Pero hay cine en la mesa y me apetece todo. Hay varias de ellas que me parecen muy interesante porque son personajes, a priori, difíciles. Soy muy amante de intentar hacer mortales y estos son un reto. Valoro la capacidad camaleónica de un actor y estos me lo van a permitir.
Y en El embarcadero ¿Qué vamos a ver diferente de ti como actor?
He construido este personaje de una forma muy diferente a como construí, por ejemplo a “El profesor” de La Casa de Papel. Oscar lo he hecho desde la vorágine emocional que vive el personaje. Es una interpretación muy realista que se mete en sitios muy turbulentos. Ahora ya le toca al público opinar sobre lo que ve… Pero para mí ha sido así.
En Instagram hemos invitado a nuestros seguidores a que te hagan alguna pregunta y, una de ellas, quiere saber si te ha costado meterte en la piel de Oscar, tu personaje en El embarcadero.
Me ha costado entender que alguien pueda amar a dos personas a la vez. Hasta que me he dado cuenta de que las quiere de forma diferente. Para mí, por mi forma de pensar y la educación que he recibido, monógama, clásica…, esto ha sido un reto.
Muy moderno para un clásico…
Totalmente (risas).
También te preguntan los parecidos entre tú y “El profesor”.
El profesor es muchísimo más listo que yo. Pero los dos tenemos mucha capacidad de trabajo y somos muy meticulosos. Me gusta dejar las cosas bien ataditas… Esos diría que son los parecidos.
Y la última, que sé que te espera otra entrevista y no quiero que llegues tarde al catering… También te preguntan si después de dar vida a un atracador que acaba cayendo bien y a un adúltero que también acaba cayendo bien; y que conste que no sé por qué da por hecho esta mujer que esto es así porque la serie no se ha estrenado; si te atreverías a dar vida a un político que también termine cayendo bien…
Ufff, eso lo veo complicadísimo (risas). Me río de Hamlet (risas).
Hombre pero sería un buen reto, déjate de profesores y adúlteros…
Vamos, sería EL RETO, con mayúsculas.
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