Una niña prodigio. Desde muy pequeña supo que lo suyo era el calor de los focos y estar subida a un escenario. De su madre, cantaora de flamenco, le viene el arte. Y de la fusión de ese género, que escuchaba en casa de pequeña, con los ritmos urbanos más actuales, llegan los éxitos que la han convertido en número uno en Italia y que, cada vez, gana más terreno en la complicada industria musical a nivel internacional.

Ana Mena es una artista, en sus propias palabras, que huye de etiquetas. Música urbana, flamenco, pop,… Cualquier género que la haga sentir cómoda y que la permita añadir su propio sello a cada canción que saca. Un total de más de 1.000 millones de reproducciones en sus vídeos avalan la carrera de la que ya es considerada una de las artistas femeninas más exitosas e imprescindibles de la nueva escena pop y urbana.

¿Quieres leer la entrevista que nos ha concedido Ana Mena? ¡Aquí la tienes!

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Tenía muchas ganas de hablar contigo. Cuántas cosas que celebrar en este año tan raro ¿no?

Pues sí, la verdad que no me puedo quejar. Ha sido un año raro para todos pero, en nuestro caso, muy positivo también. Hemos crecido mucho, nos podemos dar con un canto en los dientes. Hemos trabajado un montón, exceptuando el tema de los conciertos, que ya sabemos como está la cosa. Agradecida a todo el mundo por las alegrías que nos han dado.

He estado revisando un poquito tu trayectoria y me he encontrado con un vídeo maravilloso de Ana Mena con siete años en un programa de Canal Sur. No me he podido reír más.

(Risas) ¿Porqué? ¿Qué decía? (risas)

Era una entrevista con Juan y Medio. Te preguntaba qué canciones cantabas y contestabas María de la O.

De chica era muy personaje (risas).

Cómo ha cambiado el cuento. De María de la O a hacer un remix con Omar Montes.

Bueno, no ha cambiado tanto (risas). El remix con Omar Montes es también bastante flamenquito. Pero sí, obviamente empecé muy pequeña y he evolucionado. Uno canta lo que escucha y yo soy de Estepona y lo que mamas es eso. Está en mi sangre y de alguna manera se nota. Me alegra que te haya hecho gracia el video. Hay perlitas en internet (risas). Últimamente dejo de mirar porque me da cosita…

Bueno, está guay. Es tener un álbum multimedia de tu vida artística muy completo.

Totalmente. Y de todo se aprende. Luego me lo ponen a veces en los programas de televisión a los que voy y pienso «sí que era personaje» (risas).

¿En casa siempre tuviste apoyo?

Siempre. He tenido mucha suerte. Mi madre era cantaora de flamenco, pero lo tenía como hobby. En casa estaba la música presente y yo quería cantar, ir a concursos… Les volvía locos. Y eso que no era fácil para ellos. Somos una familia humilde, no sobraba el dinero, y era un esfuerzo para ellos. Imagínate. Pero sí, siempre tuve su apoyo y lo agradezco un montón porque es muy necesario.

Al principio de tu carrera, los primeros pasos son en concursos y talents infantiles ¿Cuándo llegó el momento en el que sentiste que se profesionalizaba?

Fíjate que desde muy pequeña, aunque estudiaba y compaginaba las dos cosas, siempre tuve presente que eso era algo serio. De hecho cuando no me salían las cosas bien me cabreaba, siempre he sido muy cabezona en ese sentido. Pero quizá cuando dejé de estudiar, que me quedé en primero de bachillerato porque empecé una serie en Antena 3 (Vive cantando). En ese momento tuve que elegir porque no daba a basto y decidí aparcar los estudios y centrarme en la música. De alguna manera sabía que si quería abarcar mucho en poco iba a conseguir centrarme.

¿Y cómo empezaste a darle forma?

Me puse como loca a buscar productores para sacar adelante mi carrera musical y un día me encontré con Jose Luis de la Peña y así fue empezando. Firmé con él un contrato de management con un simple single con la posibilidad de sacar otro si salía bien, pero sin ninguna garantía muy larga. Y eso, viendo que tal iban las cosas. Seguimos trabajando juntos y estoy muy orgullosa del trabajo que hemos hecho y estamos haciendo. Nos ha llevado años y no paramos de aprender y evolucionar.

Esta es una profesión muy difícil. Hay mucha gente que, aún trabajando mucho, no consigue ni una cuarta parte de lo que tú estás consiguiendo. ¿Cómo de fácil es? ¿Te ha supuesto muchos sacrificios?

Siempre sacrificas cosas y el que te diga que no te está mintiendo.

Claro, tienes que estar al trescientos por cien.

Totalmente, y a día de hoy me sigo privando de muchas cosas. Pero como cualquier artista que se debe a su voz y a su bienestar físico y mental. A mí no me pesa, al final es una balanza y soy feliz de hacer lo que me gusta. Hoy me estoy dedicando a esto por todo lo que he hecho antes.

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