Que opinas del caso Roald Dahl: ¿censura del mercado o (sobre)protección de la infancia?

Me parece bien que haya todas las versiones siempre y cuando se conserve la original. Si concibes que hay nuevas sensibilidades y lanzas una edición con lenguaje más inclusivo o menos normativo, me parece bien, si a sus herederos también, claro. Pero siempre hay que poder recurrir a la obra original. La cancelación es curiosa. Una cosa es que decidas que tus valores son otros y que optes por un actor o por otro, o por un producto cultural u otro. Eso no deja de ser una elección, y que lo hagan muchos no implica que sea una cancelación, sino que esta gente ha optado por no ver, escuchar o leer algo. Otra cosa es que un señor de extrema derecha no te deje ver una película porque dos personas se dan un beso. No confundamos esas cosas. Volviendo al comienzo: si tuviera un superpoder, apartaría las aguas negras de la mentira y la manipulación de la luz de la verdad. Cuando se mezclan las cosas es con un interés detrás. La censura es que un señoro o señoras que parecen señoros no dejen ver algo porque imponen su moral o ideología al resto. La censura política es la verdadera cancelación.

Estudiaste historia. ¿Cómo crees que verán las generaciones del futuro esta época?

Siempre tiendo a comentarle a la gente que sin ponemos las cosas en un ciclo largo que se separe de la inmediatez, nos damos cuenta de que no todo es tan tremendo, ni tan nuevo ni tan original. No creo que este sea un tiempo especialmente convulso. Nos intentan vender una convulsión que no está. La última fuerte fue el 23 de febrero de 1981. Ahora vivimos en una época con sus dificultades y hemos pasado una pandemia, pero no es especialmente una época convulsa. Los indicadores sociales y económicos no lo dicen así, pero hay a quien le interesa convulsionar para llegar al poder. Estamos en un cambio del paradigma a nivel mundial. La pandemia demostró que las recetas neoliberales ya no funcionan. Cuando la gran burguesía y el gran capital ven sus privilegios peligrar y que el modelo social y económico está siendo cuestionado con grandes argumentos, rebrotan las extremas derechas y los fascismos. Hay además que añadir un nuevo factor, que es el preocupante y que determinará el futuro: el cambio climático. El gran cuestionamiento final a nuestro modo de vida es la emergencia climática.


Total Look PEDRO DEL HIERRO


carlos bardem

La censura es que un señoro o señoras que parecen señoros no dejen ver algo porque imponen su moral o ideología al resto.

carlos bardem

Dices que no hay nada más reaccionario que la melancolía y que pensar que el pasado siempre fue mejor. ¿El pasado es siempre un terreno en disputa?

Mi novela ‘Badaq’ está basada en un hecho histórico que me sirve para repasar a las glorias imperiales que mucha gente idealiza y distorsiona. El pasado siempre es terreno de disputa desde el presente. Lo peor que se puede hacer es el presentismo, reescribir la historia para apuntalar opciones políticas. La investigación rigurosa histórica documenta y a partir de ahí, ya cada uno saca la composición que cree que se deriva de ese corpus documental. Todas las sociedades y opciones políticas tienen que dotarse de una narración propia. La extrema derecha de aquí dice que la conquista de América fue maravillosa porque le interesa para que sus fieles y sus cafeteros fijen la atención en esas cosas y se desvíe así la atención del despido libre, de un modelo injusto de sociedad, de que son súper conservadores a favor de un porcentaje mínimo de los más ricos… ¿Sú fórmula para que la gente lo olvide? Hablar de Hernán Cortés.

Siempre veo que la gente salta con comentarios como el que leí en tu Instagram el otro día: “Estos Bardem comunistas, empresarios y vividores”. ¿Tienen los de izquierda que quemar el dinero?

Los Bardem somos muchos, muy diversos y con realidades distintas. Mi hermano vive muy bien, porque se lo ha ganado y tiene un talento desmesurado. Gana poco para el talento que tiene en comparación con otros que ganan tanto haciendo cosas de Marvel. Yo no me quejo, pero estoy lejos de ser millonario. Me adjudican yates y mansiones, y en realidad, vivo en un piso de alquiler. Mi hermana es de otro mundo, y mis primos trabajan mucho y tienen ese peso del apellido. Esto es llevar siempre el argumento a las últimas consecuencias, como cuando para descalificar dicen “estos rojos están podridos de dinero”. Pero, ¿acaso no sería guay que la gente muy rica tuviera conciencia social y no fuera egoísta? Julia Otero dijo que ella vota contra sus intereses de clase. Si te va bien en la vida y no te conviertes en un egoísta, te lo reprochan. Al final se criminaliza la pobreza; se mantiene el discurso de que quien no triunfa y no llega es porque es tonto, vago, o no se lo merece.