En esos tiempos muertos de las producciones, del “que si un retoque”; “que si elección de nuevo outfit”; “que si pelo”; “que si la “star” se fuma un piti”… Unos cuantos del equipo, a los que todavía no nos tocaba “actuar”, estábamos dejando languidecer el ojo sobre un libro de fotografía de Peter Lindbergh que descansaba sobre la habitación de hotel alquilada para las fotos. “Mira, ésta es muy guay…”; “Aquí, chica, le quedó sucio, ¿no?”… Criticando, que relaja mucho los chakras… Y. de repente, ¡zas! Naomi Campbell. Captada mientras se cimbreaba sobre la catwalk de no sé qué pasarela dejando atrás su melena lacia mientras sus piernas –kilométricas- avanzaban como las de una tigresa hacia su presa. Recordé que una vez tuve la oportunidad de verla y que era… Wow. No sé cómo describirlo. Solo sé que te hacía enmudecer. Era de una belleza tan jodidamente arrebatadora que no encuentro más adjetivos. Era bella en términos absolutos. Fin. Decían que la inglesa era caprichosa, que tenía un carácter endiablado, que era mohína y hasta un poquito estúpida. Daba igual. No era mi amiga. Era alguien a la que admirar como una impresionante figura de Bernini. Dariam Coco es también espectacularmente bella, pero su objetivo es que eso no se vea. Que pase desapercibido. O mejor dicho, que pasemos pantalla. “Vale, soy guapa, vamos a otra cosa”, sería el mantra. Pero es difícil porque su belleza, en España, por decirlo de alguna manera, es exótica. Su padre es el entrenador de fútbol guineano Basilio Coco y a él le debe su tez morena y ese mismo porte de reina africana de la Campbell. Y sí, si miráis Wikipedia, también fue Miss. Miss Lanzarote. Porque es canaria. Pero el mismo año que ganó el certamen, dejó la isla y comenzó Periodismo en la Complutense. Nada que ver con lo que el destino le tenía preparado. Quizás porque huía de lo de ser tan solo una cara bonita. Quizás porque tampoco quería ser “la diferente”… Que ser distinta no siempre es fácil ni es algo que uno busque. Lo eres y ya. Y exige un trabajo, el de asumirlo, y luego, disfrutarlo. No obstante, ahora sí que reivindica la diferencia para que deje de serlo. What? Como dice ella misma, no hay nada como mirar a la calle y ver cómo es el mapa humano que se presenta ante nuestros ojos y ver que la raza no determina nada. Ni caracteres ni profesiones. ¿Deformación periodística? Puede, pero la interpretación se cruzó en su camino y hoy, según la revista International Screen, es una de las actrices españolas con más futuro. Acaba de terminar de rodar “Bienvenidos a Edén”, para Netflix, y está en plena efervescencia. Sábado, 2 de julio. Son las 15:16 minutos y viene sin comer.
Entrevistamos, y fotografiamos, a Dariam Coco de la mano de Dior Beauty ¡No te lo pierdas!
MAKEUP DIOR
VESTIDO KOAHARI
JOYAS CUSTOMIMA

Fotografias de Manu Bermúdez
Asistente de fotografía Adrián Campos
MUAH Kley Kafe para Dior Beauty
Estilismo Gone Abad
Asistente estilismo Paula Peña
Entrevista Luis Nemolato
Gracias a CRAM TALENT
¡Ya me puedes ir contando cómo es posible que un sábado 2, de julio, en Madrid, estés así de liada…!
Acabo de terminar de rodar la segunda temporada de la serie y llevo unos meses de ¿A todo? corriendo. Se estrenó la primera temporada mientras hacíamos la segunda y el ritmo aquí es muy rápido… Al final, yo soy de Lanzarote y llevo otro ritmo… En Madrid, todo el día estamos a cámara rápida y lo noto un montón. Fíjate que terminamos de rodar en Lanzarote, que la casualidad de que el rodaje fuera en casa fue guay, pero, fue llegar a Madrid, con entrevistas, con fotos, con promoción… que ¡ vivo acelerada!
Madrid me mata.
(risas) Es un poco así. Un poco el amor/odio, pero es que aquí es donde está el movimiento y con el movimiento es cuando suceden las cosas, así que…





Se ha preparado la piel de Dariam con el sérum DIOR CAPTURE TOTALE SUPER POTENT SERUM y con los parches DIOR EYE REVIVER PATCHES
Que si tú no te mueves, parece que las cosas te pasan de largo, ¿no?
Exactamente.
Pero ¿ahora estás instalada en Madrid? ¿Vas y vienes?
Ha sido una ida y venida o subida y bajada constante desde hace años. Yo me vine con 17 años. Hace 10. Y lo hice con una dirección totalmente contraria a la que he tomado ahora. Vine a estudiar Periodismo en la Complu aunque no lo terminé y tuve como una crisis existencial…
Aysss…
(risas) Siempre hay tiempo de terminar la carrera, síiii, yo no me cierro a nada. Pero bueno, me dejé un poco llevar por lo que pasaba en el momento y por lo que iba viviendo. Estudiaba Periodismo, hice un curso de teatro por un amigo, al que fui a ver a una obra, y me encantó. Hice el curso porque yo era muy tímida y, al final, me salió un casting. Entré en “Anclados”, que fue lo primero que hice, y, después, han venido cosas y cosas… Y yo todavía no había ni siquiera decidido que iba a ser actriz… Yo nunca me hubiese imaginado que iba a ser actriz… Fui enlazando y, a raíz de “La otra Mirada”, fue cuando se asentó más en mí la idea de “Venga, sí, me voy a dedicar a esto”. O, al menos, por ahora…
O sea, ¿que lo de ser actriz es algo sobrevenido? Pero tampoco eras de esas estudiantes de Periodismo de vocación profunda, de esas que quieren ser corresponsal de guerra…
(risas) A mí, me encantaba el deporte y yo quería tirar más por el periodismo deportivo y por los reportajes… Ser actriz me vino por ser súper tímida y necesitar despabilarme…