Floren Domezain, el virtuoso chef navarro, ha vuelto a conquistar Madrid con su última joya culinaria: El Huerto de Floren Domezain. Bajo el abrigo del Grupo La Fábrica, este restaurante, ubicado en la Calle Génova, es mucho más que un lugar para degustar exquisitos platos; es un oasis gastronómico que refleja la pasión del chef por la cocina y la naturaleza.
Con más de dos décadas dedicadas al cultivo de verduras y hortalizas en su propio huerto en Tudela, Floren ha ganado el apodo de «Rey de las verduras». Su amor por la tierra y los productos auténticos se manifiesta en cada plato que sirve. Desde la semilla hasta el plato, controla cada etapa del proceso, garantizando la máxima calidad y frescura en cada bocado.
La travesía culinaria de Floren va más allá de la cocina. Su participación en programas televisivos, como «Un país para comérselo» de TVE, lo ha catapultado a la fama, consolidando su reputación como un referente en el mundo gastronómico. Este chef, cuya pasión por la cocina se gestó en las enseñanzas de su madre, se distingue por su predilección por recetas tradicionales que respetan la esencia del producto.
La alianza de Floren Domezain con el Grupo La Fábrica es un matrimonio perfecto entre su genialidad culinaria y la experiencia de más de 30 años del grupo en la hostelería madrileña. Tras el cierre de su restaurante en Madrid debido a la pandemia, esta colaboración ha dado lugar a un espacio único que promete cautivar a los comensales con una experiencia gastronómica inigualable.
El Huerto de Floren Domezain no es solo un restaurante, es un tributo al campo, a las verduras y al cuidado de la tierra. Su carta es una sinfonía de sabores, donde cada plato cuenta una historia. Entre sus creaciones estelares, el «Tomate antiguo de Floren» destaca por su sencillez y autenticidad, resaltando la calidad de la materia prima. El «solomillo de la huerta», servido con aceite y sal, es una obra maestra que permite que el sabor del producto brille con luz propia. La Borraja, una verdura quizás poco conocida en otras regiones de España, encuentra en las manos de Floren una presentación impecable.
Adentrándonos en los platos principales, Floren nos lleva en un viaje que abraza tanto el mar como la montaña. El «Bacalao al pil pil en tajada con piperrada casera» es un homenaje a la tradición, mientras que el «Chuletón a la brasa», perfectamente curado, no deja indiferente a ningún paladar exigente. Los arroces, elaborados a la brasa, ofrecen opciones como el «Arroz de verduras» y el «Arroz de rabo de toro», añadiendo versatilidad y deleite a la experiencia gastronómica.
El diseño interior, concebido por Pablo Baruc, es una extensión del compromiso de Floren con la tierra. Desde la terraza rodeada de vegetación hasta la sala principal con mesas distribuidas entre lechugas verdes, cada rincón respira autenticidad. La combinación de piedra, madera y telas en tonos naturales crea una atmósfera cálida e íntima. Lámparas de pie, sobremesa y apliques con pantallas de lino aportan una iluminación indirecta que resalta las texturas, mientras que elementos cerámicos artesanales diseñados exclusivamente para este proyecto adornan el espacio con elegancia.
Desde la terraza hasta el interior, el recorrido visual es una experiencia que combina lo rústico con lo sofisticado. La cocina, enmarcada por fuegos y horno, añade un toque de misterio y emoción al ambiente. El retrato de Floren destaca en las paredes texturizadas y negras, creando una conexión entre el chef y su creación culinaria.
El camino hacia la gran sala nos conduce al corazón del restaurante, donde un mueble con más de 5 metros de lechugas verdes en distintas alturas da la bienvenida a los comensales. Las mesas, que combinan madera y mantel, están salpicadas con elementos cerámicos artesanales que añaden un toque exclusivo a la experiencia gastronómica.
El Huerto de Floren Domezain no solo ofrece platos excepcionales, sino que también invita a sumergirse en una experiencia única. La sensación de estar rodeado de verduras frescas, la calidez de la luz tenue y la cuidada elección de cada detalle hacen de este lugar mucho más que un restaurante, convirtiéndolo en un oasis gastronómico en pleno Madrid.