De una saga artística imprescindible en la cultura de nuestro país y con la suerte de llevar desde los dieciocho años trabajando. A estas alturas, y después de haber tenido un parón voluntario del que le ha costado remontar, solo desea poder seguir trabajando y disfrutando de la profesión que lleva en la sangre.

Elena Furiase llega a MADMENMAG un año en el que, pese a las circunstancias, tiene la suerte de presentar dos trabajos. Vampus horror tales y Rosalinda, a punto de estrenarse. Dos películas independientes y antagónicas que, en los tiempos que corren, son motivo de satisfacción.

De esos estrenos, de la dichosa pandemia, del parón voluntario del que tanto le ha costado remontar y del remake anunciado por parte de Amazon Prime de El internado, la serie que la catapultó a la fama. De todo hablamos con Elena Furiase en una entrevista que no puedes perderte. ¿Quieres leerla? ¡Aquí la tienes!

Fotos de Moisés Fernández

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Entrevista con Elena Furiase

¿Qué tal? Encantado de hablar contigo

¡Igualmente! Un placer.

Cuéntame qué tal has llevado toda esta situación que estamos viviendo ¿Te ha afectado mucho a nivel laboral?

Bueno, al principio me lo tomé incluso como una aventura, casi como viviendo una película. Recuerdo llegar de la Sierra y ver carteles de «Zona contagiada»… Es brutal, lo que te digo, de película. Y cuando ya fue avanzando y veías el aumento de casos, las muertes,… Ahí ya tomé conciencia y le cogí mucho miedo. No iba ni al supermercado, iba Gonzalo (su marido). Tuve un poco síndrome de la cabaña, realmente me daba mucho miedo. Y ahora estoy casi antisocial, viendo a la gente justa y evitando cualquier reunión o cumpleaños donde no se respetan las normas. Hay que hacerlo, para algo están y de alguna manera tenemos que parar esto.

A la gente le cuesta renunciar a su vida normal. No es del todo consciente hasta que no lo vive en su propia casa o en alguien cercano.

Y es cierto que en Madrid han bajado los casos, que la mayoría de gente que conozco que lo ha pasado no ha tenido que ir al hospital y además ahora parece que se ve la luz con el tema de las vacunas. Pero bueno, aun así, hay una vertiente que es de «no quiero contagiarme pero quiero seguir haciendo mi vida». Y hay veces que las normas son raras, o no las entiendes. Ahí no me voy a meter pero creo que tiene que haber una responsabilidad civil, mientras eso funcione saldremos de esta.

Las medidas a veces resultan contradictorias ¿No? Que en un avión no haya limitación de aforo y la gente pueda quitarse la mascarilla para comer mientras en el teatro o en el cine el aforo se reduce y se impone la distancia de seguridad.

Totalmente. He viajado mucho en tren por mi trabajo y también he ido al cine. Y no veo diferencia. Mientras estés callado y con mascarilla creo que hay muy poco riesgo de contagio. Creo que, sobre todo, haya normas o no, la gente tiene que ser responsable. Es una cuestión con nosotros mismos.

A nivel laboral creo que la película que acabas de estrenar, Vampus horror tales, se vio afectada ¿no? Os pilló en medio del rodaje.

Empezaron a rodar en febrero pero yo me incorporé en mayo, terminando el confinamiento. Acabamos de vivir esa situación tan bestia y al empezar a trabajar te daban el pack de mascarillas, guantes y gel, la comida individual, la fruta envueltas individuales,… La verdad que se trabajó muy bien. Lo sacamos adelante y sin contagios.

En vuestra profesión, tan emocional ¿afecta a la interpretación el ver al equipo protegido y con distancias de seguridad?

Somos actores y estamos entrenados para eso. Tenemos que intentar no ser esponjas de emociones porque sería muy difícil vivir. Yo soy muy sensible, lloro con todo, pero no me supuso un trauma. Me sentí muy segura. Y al darte seguridad y ver que el proyecto podía salir adelante, de alguna forma puede la felicidad. Salíamos de casa para trabajar y eso te hace cambiar la perspectiva.

Pudo más la emoción de volver a trabajar que el miedo o la incertidumbre.

Eso es.

Este año ha sido muy bueno para ti, porque además de Vampus horror tales también estrenas Rosalinda esta semana.

Si, la verdad que este año y el 2019 a nivel laboral han sido muy buenos. En realidad desde que nació mi hijo en el 2018. He podido hacer cine, cositas de tele, he estado muy activa y el hecho de poder estrenar dos películas en los tiempos que corren es una maravilla. Aunque es cierto que son de un cine más independiente y quizá no tan comercial, pero es el que a mí me gusta. Dos historias que no tienen nada que ver. Vampus horror tales está rodada en blanco y negro, de terror ochentero… Ese miedo de Beetlejuice y Psicosis. Y luego Rosalinda es una oda a Shakespeare, al amor, a las novelas pastoriles,… Dos palos distintos que me ha encantado hacer.

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