Aviso para navegantes: hablar con el actor supone un bálsamo de calma, toda una oportunidad para parar, reflexionar y aprender a disfrutar. ¿Preparado para una merecida desconexión?

“Me encantan los lunes, porque pueden surgir nuevas oportunidades”, dice Eric Masip nada más comenzar nuestra conversación. No es frecuente conocer a alguien a quien le gusten los comienzos de semana, pero su contagiosa positividad es más potente que ese primer café tan necesario para despegar. Hablamos con él con motivo de ‘1984’, un Originals creado en exclusiva para ser escuchado en Audible.

eric masip

Entrevista Marita Alonso
Fotos cortesía de AUDIBLE


No se trata de un audiolibro, sino de una adaptación de la obra de Orwell en formato ficción sonora. Eric Massip interpreta a Winston junto a Elena Anaya, en el papel de Julia, Gonzalo Castro como O’Brien y Victor Clavijo en el papel del Gran Hermano. “Es una ficción sonora. No es una explicación ni una lectura en frío de un libro de ficción sonora. Sólo lo puedes escuchar en Audible y está hecho de una forma diferente a lo que se dice que es un podcast, porque entras en la historia y vives en ella: nosotros la interpretamos”, explica. Como actor, la gesticularidad y la expresión son clave, por lo que este proyecto ha supuesto un interesante reto interpretativo. “Siempre he sido un actor que le echa ilusión y siempre me ha apasionado el poder de la voz y las posibilidades que trae, cómo poder jugar y hacer que el espectador entienda y cuente mejor la historia a través de lo que el personaje hace con la voz. La voz es un reflejo de lo que hay en el alma: puedes saber lo que alguien te dice por cómo te lo está diciendo, por cómo entona y por la pausa que se toma”, explica.

Trabajas con grandes como Elena Anaya y Gonzalo De Castro. ¿Qué te has llevado de ellos?

En este proyecto no les he visto. Sólo he coincidido con Elena en promociones. Son actores a los que valoro muchísimo. Elena y yo venimos del mismo maestro y de la misma escuela. Ha sido inspirador estar en un proyecto con estos actores que de alguna forma, me han marcado. Sobre todo cuando uno empieza, busca referentes. Yo me dejaba llevar y ellos los míos.

De ‘A través del mar’ dijiste que a veces, gracias a personajes cabrones, vamos aprendiendo cómo no ser. Es interesante cómo la ficción muestra a ciertos tipo de personas de forma que en ocasiones incluso nos llegamos a plantear cómo actuamos y cómo somos, ¿no?

Totalmente. Al final, en este caso es algo muy latente. Lo que se ve en esa ficción es un libro que ha sido parte de la cultura pop desde que salió, es parte de la historia del mundo contemporáneo. Ahora que estamos en momentos de confusión, de tanta violencia y control, ver este libro, esta ficción y cómo son los personajes es esencial. Cuando ves esta ficción y el mundo real, descubres que en este hay algo individualista que a veces es egoísta. Se convierte en algo que no te ayuda a avanzar, y en la ficción es lo contrario. Hay demasiada colectividad, no hay la sensación de que “yo soy yo”, sino que eres parte de algo. Pasa mucho en el mundo de la política, cuando alguien tiene una idea muy concreta y no es capaz de cambiarla. Esto te enseña que una idea puede ser parte de una persona y no tiene que decir nada más que eso.

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Esta profesión es una montaña rusa en la que se suceden momentos de éxito con otros en los que los proyectos parecen no llegar. ¿Cómo lo llevas?

Lo llevo muy tranquilo. Al empezar pasé por varias etapas. Estuve dos meses sin trabajar, luego vino el trabajo y después me enfrenté a dos años de parón. Te das cuenta de que va a ser así siempre, a no ser que no paren de ofrecerte cosas. Es bueno poder parar y ver que esto va a seguir así. Hay que cultivar una confianza, una tranquilidad interna y pensar que lo que tenga que venir en la vida, vendrá. Hay algo que no podemos controlar y a mí, eso me relaja.

Dijiste que el balonmano es un deporte en el que hay que ir a por todas. ¿En la actuación, también ?

Es muy complejo, porque hay muchas opciones. Para mí es la mejor manera. Es algo que da miedo, porque en mi familia no había nadie en el mundo de la interpretación, por lo que iba a ciegas. Sabía lo que quería hacer y me metí a todas. Sin embargo, hay quien no está nada metido y podría casi decirse que llaman a su puerta. Es igual de lícito: alguien se puede enamorar de la interpretación por sorpresa, depende de cómo te llegue lo importante. Hay quien no ama su trabajo, hay quien no ama tanto actuar, pero a mí me apetece más estar en algo que me enamore y esto lo hace.

Confieso que hablar contigo da paz…

Tengo mis rayadas, pero mi foco es estar más calmado, porque cuando uno lo está, las cosas ocurren con más facilidad. Si estás frenético te dejas cosas por el camino. Cuando puedes parar y observar es más bonito. Porque, ¿qué es más bello, ver una atardecer haciendo footing o parar y admirarlo? Se trata de poder parar para disfrutar del viaje, porque para mí la vida, más que ir tocando los destinos, es un viaje. El destino es parte del viaje. He tenido momentos de estrés interno pero al final, cuando mejor estoy y mejor me siento es cuando más calmado estoy. Hay que parar, cambiar el pensamiento y comprender que salvo algunas cosas concretas, nada es tan grave y casi todo tiene solución.

Como amante del tenis, ¿cómo te has tomado la retirada de Nadal?

Me ha entristecido, porque es para mí un referente de lucha, pues ha ido afrontando muchas adversidades en su carrera. Físicamente ha tenido muchos problemas. Recuerdo verle cuando yo era pequeño y él empezaba. Ahora tengo 28 años y se retira, y para mí es como cuando se retiró Federer. Me pasa también en la actuación. El mapa cambia mucho. Tengo algo nostálgico y romántico con el paso del tiempo.

Una lesión cambió tu vida. ¿Crees en el destino y en que todo pasa por algo o esa idea te parece digna de mensajito de una galleta de la suerte?

Podría creer en el destino una vez llegados a él, echando la vista atrás. No creo que haya nada escrito: para mí lo que tiene que ser, es. Cuando tuve la lesión fue horrible, pero ahora siento que era lo que tenía que pasar.

¿Cómo fue trabajar en ‘Veneno’, una serie que ha cambiado muchas vidas?

Fue precioso, porque ese año hubo tres series importantes y una de ellas fue ‘Veneno’. Era algo tratado con tanta sensibilidad… Es un proyecto que como dices, cambió muchas vidas. Formar parte de eso fue un privilegio y el proceso de rodaje fue precioso y muy cuidado, tanto por Los Javis como por el director, Mikel Rueda. Fue un gusto y los compañeros fueron alucinantes. Fue algo casi bucólico. Comenzamos a rodar, tuvimos que parar por la pandemia y luego volvimos. Fue justo después de hacer ‘Alba’. Con ‘Veneno’ sentí que realmente valía la pena lo que estábamos haciendo.

Alba’ que cuenta la historia de una joven (a la que da vida Elena Rivera) que ha sufrido una agresión sexual por un grupo de chicos. ¿Te parece importante visibilizar estas historias que lamentablemente, son tan comunes?

Es necesario que se vea, porque hay monstruos por ahí. Son cosas que se deberían enseñar y no se enseñan. Hay quien lo tiene normalizado y si podemos tocar a los que no están educados, es algo positivo. Los monstruos son complicados de tocar, y es importante que la gente vea el daño que causa algo que para muchos es normal. Hay gente con tan poca educación y sensibilidad… La ficción a veces cambia las percepciones. El objetivo era simplemente contar la historia y que a quien le pueda ayudar, lo aproveche. Esa es la satisfacción. Hay gente que dice que la serie le ha ayudado. Hay que exponer que los monstruos también lo son sin saberlo y están escondidos. Ni siquiera ellos saben que son monstruos. Es importante que la gente sepa que el violador no es necesariamente el que te acecha por la calle, sino que puede ser quien está a tu lado, tan tranquilo.

En julio dijiste “tengo una película que he escrito y que empezaremos a mover ahora”. ¿Qué podemos saber al respecto?

Está en ello. Tengo que saber cosas en breve pero por lo menos sé que está gustando a quienes lo leen y tengo actores a los que les interesa participar. Tiene buena pinta. Lo hemos hecho durante tanto tiempo para afinarla y darle cariño que creemos que ha salido una cosa muy chula. Empezamos a escribirlo en 2019 y dimos un parón al empezar con ‘Alba’ y ‘Veneno’, porque quería estar centrado en esos proyectos. Terminamos en 2021y tuvimos reescrituras en 2022. Es un camino largo.

Cuando viste ‘Hook’, de Robin Williams, dijiste que habías sentido que querías volar. ¿Cómo va ese vuelo?

De pequeño ponía dos cajas de cartón grandes en el suelo y me ponía encima de ellas, como si estuviera volando. Siempre he sido un niño muy volador y con mucha creatividad. Al final, para abrirte artísticamente hay que tratar de volar, pero los pies han de tocar el suelo. Has de sentir las plantas de los pies y el cuerpo y darle un peso que funcione como sostén, como un anclaje para poder volar bien. Si vuelas y no estás anclado, te desperdigas. Volar ha de servir para profundizar y para poder plantarse en el suelo. La ficción, el teatro y el cine están hechos para el espectador. La manera de estar delante y conectar es estando en el suelo, habiendo podido volar y habiéndote vuelto loco con la imaginación.

De tu padre dices que es el ejemplo de que si te esfuerzas al máximo, puedes conseguir lo que quieras. Tú que eres un currante, ¿cómo llevas tus metas?

A veces las percepciones cambian. No sé si uno puede conseguir lo que quiera esforzándose al máximo, pero si no te esfuerzas del todo, no sabes si te va a salir. A veces a los jóvenes les molesta la frustración que nace al no encontrar el camino, cuando te esfuerzas y las cosas no salen. Mi padre me decía que hagas lo que hagas, hay que esforzarse al 100%, y ese ha sido el referente. Él viene de una generación diferente en la que era todo el 100% y ahora incluso en deporte y en la interpretación hay espacio para parar y respirar. A veces te viene ahí la inspiración. He aprendido a tener metas, pero está bonito disfrutar del camino. Antes tenía unas metas muy marcadas y auluego pasa el tiempo y puedes ir a buscarlas, pero hay cosas que no dependen de ti.