Menudo debut. ¿Lo de ser actor era algo que has querido siempre?
No, la cosa no empezó con un quiero ser actor. Era solo por divertirme. Yo quería saltarme un día de clase, hice siete audiciones y me dieron el papel. Y no me lo podía creer. Pero incluso después de eso no estaba seguro de querer ser actor. Ha sido un proceso lento en el que he tenido la suerte de poder hacer papeles aquí y allí y luego, entre los 16 y los 18 empezaron ya a salir las oportunidades.
Hay familias en las que ser artista no se acepta del todo. Supongo que, en la tuya, con tantos actores, directores y escritores, quizá les hubiera sorprendido más que te hubieras hecho economista o fontanero.
Mis padres siempre me han apoyado y me han dicho que podía hacer lo que deseara. Pero la verdad es que la mayoría de los chicos en Londres lo que queríamos era ser futbolistas. Te pasas un día sin jugar al fútbol y parece que los demás ya te dan 1000 vueltas. Y yo, de repente, empecé a hacer un poco de interpretación. Pero mi vida fue muy normal. Me he criado como cualquier otro chico, he ido fiestas, con los amigos y al mismo tiempo hacía algún trabajo aquí y allí para pagar las facturas… pero mis padres siempre me han apoyado.
Si el cine no se hubiera cruzado en tu camino, ¿crees que habrías intentado ser futbolista o te dedicarías a otra cosa?
Sí hay que ser realista yo creo que habría sido un chef. Hice algo de cocina, no a nivel alto, pero sí que me gusta mucho. De hecho, ahí es donde estaba trabajando cuando hacía los castings y las audiciones. Si no me hubieran salido papeles habría seguido como cocinero. Es un trabajo muy duro, pero me encanta cocinar.
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