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Ingrid García-Jonsson: «¿Que tuve que ir un fin de semana a la gala de Los Goya y el siguiente estaba poniendo copas? Sí, pero los dos me lo pasé bien. Quizá mejor el de las copas».

Poner copas, o tener cualquier trabajo paralelo que pague las facturas, es una constante en un sector con un índice de desempleo como el de la interpretación. Tan solo un ocho por ciento de los actores y actrices de España pueden vivir haciendo lo que aman. Y ese ocho por ciento no nada en la abundancia. El éxito y la tranquilidad económica le llega a una pequeña fracción de ese porcentaje.

Los focos, los vestidos de alta costura, las sesiones de fotos y estrenos en alfombra roja, son una «ilusión» creada, según nos dice Ingrid García-Jonsson, para el espectador. Ese star system creado en torno al cine hace que la ficción traspase la pantalla y se instale en sus propias vidas durante unas horas. Pero solamente durante unas horas. El resto es normalidad, espera entre trabajo y trabajo, pagar el alquiler y, sobre todo, aprender y crecer transitando emociones entre un personaje y otro. Lo suyo es un oficio, artesano y sin artificios, y como tal lo vive.

Con dos estrenos pendientes: Veneciafrenia, la nueva película de Álex de la Iglesia, y Nosotros no nos mataremos con pistolas de María Ripoll, que acaba de terminar de rodar. También pendiente del estreno de la película de Camera Café, capitaneada por Ernesto Sevilla, en la que tiene un papel… Y suma y sigue. Ingrid García-Jonsson, por suerte, se encuentra dentro del ocho por ciento y podemos disfrutar de su talento en todo tipo de géneros. Aunque, ¿sabes qué? Tampoco nos importaría que fuera la camarera de nuestro bar favorito.

¿Quieres leer nuestra entrevista con Ingrid García-Jonsson? ¡Aquí lo tienes!

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Meet the team.

Fotografías de Rubén Vega - Estilismo de Carla Aguilar - MUAH de Gabriel Llano para CHANEL Beauty - Entrevista de Manu Bermúdez - RRPP Shahar Levi

¿Qué tal? ¿Cómo estás? A tope de promoción, ¿no?

Sí, la verdad. Pero me encantan las promociones. Me flipa hablar de mi trabajo. Bueno, me encanta hablar (risas). 

Este trabajo además tiene que ser especial para ti. Dirigida por Álex de la Iglesia, casi nada.

Tenía muchísimas ganas de trabajar con él. Es de mis directores favoritos así que puedo decir que ha sido una suerte poder hacerlo.

¿Y qué tal la experiencia? He hablado con varios actores que han trabajado con él y siempre flipan con el imaginario y lo detallado que tiene cada plano en la cabeza.

A mí lo que más me ha gustado es cómo rueda. Maneja súper bien la cámara. Tiene muy claro cómo quiere hacer las cosas, su estilo… En ese sentido se nota que es más allá de un director,un autor. Le gusta mucho que el set esté con la adrenalina al 100% y es muy exigente. Ha sido una experiencia muy intensa rodar con él.

Sé que no me puedes contar mucho, por aquello de no hacer spoiler, pero dime lo que puedas sobre tu personaje.

No te creas, puedo contar bastante (risas). Yo interpreto a Isa, que es una chica que ha decidido madurar, de alguna manera, y dejar atrás el ser una adolescente alocada. Casarse, tener un trabajo estable… Cambiar de vida y pasar a la siguiente fase. Se marcha con sus amigos a Venecia, para el carnaval, como despedida y empezar de cero. Coincide el viaje con su despedida de soltera, se coge una borrachera tremenda… y hasta ahí puedo contar

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Empieza la nueva etapa borracha en su despedida de soltera… Promete.

Se vé claramente que no es buena idea (risas).

En cuanto al rodaje ¿has vivido alguna anécdota referida a rodar con Álex? ¿algo que te haya impresionado especialmente?

Rodar en Venecia ya fue muy heavy de por sí. Pero hay algo muy interesante a la hora de rodar con él. Tienes que darlo todo en la primera toma porque probablemente, por el ritmo que lleva, no haya una segunda. Eso interpretativamente es interesante porque tienes que concentrar toda la emoción en dos frases cortas pero con mucho contenido. Eso es un reto. Recuerdo días de irme a casa diciendo “mierda, no lo he conseguido”.

El hecho de trabajar con un icono del cine ¿te hace ir más nerviosa al set de lo normal?

Es verdad que al principio sí, el primer día, porque no había tenido mucho trato con Álex antes de empezar a rodar. Sí que hay una mezcla de admiración y de temor de no estar a la altura. Pero cuando te pones a trabajar hay que dejar atrás esas cosas. Me paraba poco a pensar que estaba haciendo una película con Álex de la Iglesia, ¿sabes?. Pero, vamos, que sí que antes de empezar te entra un poco el miedo, pero me da antes de cada película.

¿Como actriz te consideras insegura?

Sí, podemos decir que soy insegura.

Es implícito a la profesión, ¿no?. Ser artista sin inseguridad no sé si hay alguien que lo consiga.

Bueno, estoy constantemente planteándome cosas. Y más antes de empezar, cuando aún estás preparando por dónde va a ir el personaje. Es verdad que me noto insegura y me da un poco de susto. Pero también me gusta sentirme así. Si fuera cuestión de coser y cantar quizá no le pondría tanto interés a las cosas. O no me lo curraría tanto.

¿Tienes muy claro el tipo de carrera y papeles que quieres hacer o vas fluyendo?

En esta profesión si supiéramos lo que hay que hacer para llegar donde queremos estaríamos más tranquilos. Yo lo único que tengo en mente es seguir trabajando en esto hasta que me muera, básicamente. Cuanto más variados y alejados entre sí sean los papeles que hago más me interesa, porque más me va a hacer aprender. Creo que esa es la razón de que me dedique a esto. Y no creo que sea bueno para mi carrera, el avance ha sido más lento al diversificar tanto. Si me hubiera enfocado en un tipo de papeles habría avanzado mas rápido.

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Desde luego en el último año has estrenado una película musical, comedia, drama, terror… Parece que te sientes cómoda en todos los palos.

Gracias, eso intento. Es que más que ver dónde quiero llegar, es cuánto puedo abarcar (risas). Soy una agonías. Me gusta, me divierte. Y cuanto más complicado y más miedo me dé más me apetece.

¿El ser actriz cómo surgió?

Hacía ballet en el conservatorio y me echaron. Bueno, no me echaron,no me dejaron pasar de grado porque mi cuerpo no está hecho para la danza. Me faltan peines y un montón de cosas. Un profesor me vio llorando en el pasillo y me dijo: “Ingrid, no te preocupes. Si tú lo que tienes que ser es actriz”. Y eso se me quedó resonando en la cabeza porque ya me llamaba la atención. Empecé a hacer teatro y mientras seguía con el bachillerato. Al terminar, cuando toca escoger qué estudiar después, un profesor me preguntó qué iba a hacer y le dije que arquitectura. Me miró y me dijo “¿Pero a ti eso te gusta?”. Esas dos frases siempre me han resonado y me han animado a dedicarme a esto. Lo que no he sentido es ninguna llamada, eso no.

Ya estabas vinculada a las artes de alguna manera.

Si, totalmente.

De los primeros trabajos en los que te embarcas, Hermosa juventud, te hace pasar por uno de los festivales de cine más importantes del mundo, Cannes. ¿Cómo viviste eso?

Ahora, echando la vista atrás, estaba muy asustada. Tenía la sensación de que me había colado en un mundo que no me pertenecía y no quería que me pillaran. Es un salto grande dentro de la industria. Pasar de hacer películas independientes a hacer una en la que te pagan un sueldo, la gente se empieza a saber tu nombre, vas a Cannes… Fue muy de golpe. También, por otro lado, sentía que tenía que pasar. Era miedo, orgullo,… Es algo que me ha marcado para siempre.

Ayer viendo entrevistas tuyas, viendo trailers de películas que has hecho que no he podido ver, lo siento…

Ah, tranquilo (risas). Yo tampoco las he visto todas.

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¿No has visto todas tus películas?

No (risas).

Pues me hace sentir mucho mejor. Bueno, la cuestión es que llegué a la famosa Wikipedia y me hizo gracia leer que con esta película pudiste dejar la hostelería.

No fue con Hermosa juventud. La hostelería la dejé después. Cuando hice esa película seguía trabajando de camarera porque me pagaban pero tampoco tanto como para dejar de poner copas (risas).

¿Y cómo es ese momento de empezar a tener llamadas de prensa, photocalls, festivales internacionales… y no poder permitirte dejar de poner copas?

Claro, era una contradicción tremenda. Un día estaba en una alfombra roja con un vestidazo y al siguiente trabajando detrás de una barra. Era…

Esto tiene que marcar ¿no?

Tampoco te creas. Muchos actores tenemos claro que esta profesión es así. Muchas veces hay que compaginarlo con otras cosas. Era asomarme por un día, o unos días, a un mundo de fantasía y totalmente ilusorio. Las promociones, sesiones de fotos, photocalls… Todo eso está creado para el público, para contribuir a la ilusión del cine y todo esto que se construyó en su momento de las estrellas en Hollywood. Era salir a jugar a ser estrella y volver a la vida real. Yo era feliz siendo camarera, solo estaba disfrutando de lo bueno que me estaba pasando. Volver a poner copas no me parecía un castigo. Además que mi éxito tampoco era bestial, no es como el éxito de ahora con una serie de Netflix. Ha sido muy paulatino, poco a poco. ¿Que tuve que ir un fin de semana a la gala de Los Goya y el siguiente estaba poniendo copas? Sí, pero los dos me lo pasé bien. Quizá mejor el de las copas (risas), porque en Los Goya estaba muy nerviosa y muy cansada.

Yo también puse muchas copas estudiando y, la verdad, que tiene muchas cosas positivas. La gente, el ambiente nocturno,… Puedes aprender mucho.

¿Para estudiar el comportamiento humano dices?

Total. Y para coger experiencia de vida, ves de todo. Es una realidad intensa.

Es cierto, la hostelería me espabiló rápido. Era bastante naíf y me puso las pilas.

¿Después cómo has llevado la fama?

Tengo una vida muy normal, no me considero famosa. Sé que soy conocida pero mi vida no ha cambiado. La gente que se me acerca siempre es muy amable, pocas veces me han dado la chapa. Y con la prensa igual, siempre me han tratado muy bien. Así que, la verdad, muy bien.

Si te dieran a elegir entre tener trabajos mediáticos, que no te gusten pero que te den mucha pasta, y trabajos que ames pero no tengan exposición ni mucho presupuesto ¿Con cuál te quedarías?

Ser pobre y ser feliz, claro. Con mi curro siempre busco personajes que me hagan mejor actriz. Quiero trabajar, ganar dinero y que me vaya bien, pero no me interesa forrarme con este oficio. Quiero aprender, contar historias que emocionen y ya está.

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De momento, con lo que llevas hecho ¿Sientes que vas en esa línea?

Sí. Obviamente he hecho cosas por dinero, pero creo que soy bastante fiel a mí misma en esto. Aunque hay pocas a las que diga que no, suelo encontrar cosas interesantes en todos los proyectos.

Pues espero que sigas creciendo, aprendiendo y que me lo sigas contando con nuevos proyectos. Muchas gracias por este ratito.

Muchas gracias a ti, ha sido un placer. Solamente saludar a Rafael Cebrián que leí en vuestra entrevista que quería trabajar conmigo. Ojalá sea pronto, es monísimo.

Se lo decimos desde aquí de tu parte. Un abrazo fuerte.

¡Otro! ¡Hasta pronto!

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