Inmerso en el rodaje de ‘La Tregua’ y a unos meses de estrenar ‘Instinto’ al actor todavía le queda tiempo (¡y energía!) para hacer reír en el teatro e incluso para responder a cualquier pregunta con el arte de quien no está pasando hambre y sueños por exigencias del guion.
Si me preguntaran cómo es hablar con Javier Pereira, diría que es el equivalente a recibir un cálido y reconfortante abrazo. Cercano, divertido y sin esos chalecos anti-balas que parecen llevar en ocasiones ciertas figuras a las que más que entrevistar, parece menester pedir permiso. El rodaje de ‘La tregua’, una película basada en la historia real de presos españoles que sobrevivieron en un gulag de la estepa kazaja durante la Segunda Guerra Mundial, le ha exigido bajar de peso y pasar frío y sueño, pues lleva tiempo rodando de noche. Pese a ello, no duda en responder a cada pregunta con desparpajo y amabilidad. El 11 de abril estrena ‘La Niña de la Cabra’, un drama dirigido por Ana Asensio ambientado en los suburbios de Madrid a finales de los años 80, y el 16 de mayo estrena ‘Instinto’. Se trata de la ópera prima de Juan Albarracín en la que comparte cartel con Fernando Cayo y Eva Llorach e interpreta a un exitoso arquitecto de éxito que padece agorafobia. Metódico y capaz de ir siempre un pasito más allá (para su papel en ‘Que Dios nos perdone’, llegó a pesar 53 kilos), siempre ha contado con el apoyo del público y con el respaldo de la crítica. De niño fue bautizado como “el niño de la suerte” por cantar el Gordo de la Lotería de Navidad en 1993 y 1994 como uno de los de San Ildefonso. Pero haberse mantenido al pie del cañón en su carrera no tiene nada que ver con la suerte, sino con el esfuerzo y el talento. A lo largo de nuestra charla, explica cómo preparó el papel, si es posible que no se quede en él algo de la metralla emocional de cada personaje e incluso por qué no, de la pertinencia o no del ghosting.
Total look DSQUARED2

Fotos y realización Manu Bermúdez
Grooming Nerina Freán
Entrevista Marita Alonso
Asistente estilismo Natalia Muñoz
Gracias a MERAKI AGENTS
Marta Gómez
Rodaje nocturno, teatro varios días a la semana y tiempo para entrevistas. ¿Tienes algún minuto para ti?
¡Ninguno! Acabo de salir de pasapalabra, con eso te lo digo todo. ¡No sé ya ni cómo me llamo!
Por fin puedes hablar un poco de ‘La Tregua’, que no trata un tema fácil.
Estamos grabando en un campo de concentración en Vitoria. Estos rodajes nocturnos grabando de noviembre a enero ahí han sido duros. ¡Imagina el frío! Este ha sido uno de los personajes que más me ha costado construir porque exige hacer un buen trabajo de investigación y un buen trabajo físico.


Ahora que hablas del trabajo físico, una vez más has tenido que perder peso…
He estado a dieta y he perdido varios kilos, aunque no algo tan bestial como para ‘Que Dios nos perdone’, pero sí ha sido un cambio notable. Cuando te quitan la comida, entiendes el mal humor que se te pone y la poca energía que se te queda. Hemos estado asesorados en el plano de la nutrición para controlar las dietas y el peso. He comido poco, muy sano y he hecho mucho ejercicio aeróbico.
La película está basada en hechos reales pero tu personaje, ¿también?
No, y prefiero que no sea real, porque así uno crea más libremente y no está tan condicionado. He ido construyendo con el director el personaje.
Por lo que dices, intuyo que el director te habrá dejado además cierta libertad para adaptar al personaje y hacer algunos cambios, ¿no?
Me gusta poder cambiar y que haya cierta libertad. Somos actores y si nos eligen es porque confían en que vamos a encarnar al personaje. Confiar lo es todo, no sólo que piensen que haré bien lo que me digan, sino poder aportar un 10-15% del personaje y que me vayan comprando algunos cambios. En este caso ha pasado, y sentir que tienes cierta libertad es maravilloso. Porque no es igual el personaje y cómo lo sientes en los ensayos que en las localizaciones.
Total look BOSS


‘Instinto’ habla del terror desde cierto costumbrismo, y no hay nada más aterrador precisamente que lo común, ¿verdad?
Creo que la sutilidad siempre suma. Tanto en el terror como en la violencia es mucho más interesante siempre salirse del camino más obvio o esperado, y creo que como hemos visto en tantas ocasiones, siempre es mejor para el espectador que le sorprendan de otra manera y que pueda llegar a la misma emoción y al mismo sentimiento de una manera más difícil.
‘Instinto’ es un thriller, no es una película de terror. La ansiedad está presente en todo momento y aunque mi personaje es claustrofóbico, lo que hice fue trabajar los ataques de ansiedad. Hay tres momentos en los que el personaje tiene un ataque, y me aseguré de investigar para hacer tres ataques que fueran diferentes para que así, la gente no viera tres veces lo mismo. El objetivo es que el público se agobie e intente vivir mis sensaciones, pues en esos momentos, mi personaje siente que le falta el aire y que le falta espacio. No todo no es violencia ni terror.
¿No serás uno de los poquísimos afortunados que no ha sufrido nunca un ataquito y por eso, has tenido que investigar?
Quizás alguno me ha dado, pero en realidad, a los que no nos lo han detectado, nos es complicado medir bien realmente cuándo es realmente un ataque de ansiedad. Algunos sólo los hemos vivido en momentos particulares y no somos conscientes. Lo que he hecho ha sido investigar y hablar con gente que sí los sufre. Soy muy metódico y para preparar este papel, lo que he hecho especialmente ha sido ver vídeos y hablar con gente claustrofóbica. Me he dejado llevar mucho por las sensaciones. En el cine no todo tiene que ser realidad; hay que escuchar, adaptar la información al personaje y ver cómo queda en cámara. ‘Instinto’ es una ópera prima que se arriesga con el montaje y con la música, dos factores que han jugado a favor a la hora de plasmar en la pantalla estos ataques de ansiedad.
La agorafobia es un tema que se trata en el terror más de una vez. ¿Qué te atrajo de esta propuesta?
El personaje era un reto. Transmitir la claustrofobia y no salir de casa suponen un reto delicado, para bien y para mal. Es la ópera prima de Jaime, que sólo tiene 24 años. Cuando hablé con él, pensé que tenía 27 o 28 años por cómo hablaba, y cuando me enteré de su edad, aluciné. Es un valor increíble, pues la película está escrita por él y tiene una factura muy concreta, cosas que son especialmente reseñables si tenemos en cuenta que es una película con un presupuesto no muy alto. Me gustan los personajes arriesgados que tienen algo que me impulse a investigar y en los que hay que trabajar. Me ha encantado el espíritu de la película y trabajar en Murcia con gente tan joven. Hemos hecho un gran equipo.