Después del estreno, y éxito, de la miniserie ‘La última noche en Tremor’, hablamos con uno de sus protagonistas. Un año de lecciones de piano y las horas de trabajo previo que caracterizan a su carrera han sido sus aliados para este nuevo papel.
Confieso que segundos antes de la entrevista, siento ciertos nervios, porque desde MADMENMAG hablamos con Javier Rey hace pocos meses a causa del estreno de ‘La mujer dormida’. Me preguntaba si al haber tenido una charla tan reciente, la conversación no iba a ser una suerte de déjà vu, pero el actor siempre tiene nuevas reflexiones que hacer. Afortunadamente, no es de los que responden con cortantes monosílabos, aunque se asegura de que sus respuestas sean precisas y carentes de adornos innecesarios.
La conversación de hoy gira alrededor de ‘La última noche en Tremor’, una miniserie de ficción de 8 capítulos dirigida por Oriol Paulo e inspirada en el best-seller homónimo del autor Mikel Santiago, ‘La última noche en Tremore Beach’. En ella Javier Rey da vida a un músico y compositor en crisis que se recluye en un pueblo costero en el norte para terminar su última obra. El giro de la trama viene a raíz del accidente que sufre durante una tormenta. Sin tormentas de por medio, pero con ganas de saber más, hablamos con él.
Total look DSQUARED2
Fotos Manu Bermúdez
Grooming Nerina Frean
Estilismo Paloma González
Entrevista Marita Alonso
Gracias a NETFLIX
Jon Usabiaga
Beatriz Castro
YOLOVIPRIMERO
Hay una frase en la serie que me ha fascinado: “La vida puede ser casi perfecta pero hay que pensar un poco menos”. ¿Lo consigues ?
Me imagino que hay que pensar menos, pero le doy vueltas a todo, aunque creo que al final, uno se da cuenta de las cosas cuando pasan. Creo que cada uno está hecho cómo lo está. Ahora la gente da consejos de cómo ser feliz en 15 minutos y pienso que la imagen vendría a ser la de quien te dice cómo dejar de fumar y fuma a escondidas en el baño o la de quien te dice que tiene “los 8 consejos para creer en ti mismo” y no se quiere. Vivimos en un mundo en que la gente se esfuerza en hacerle creer al otro que es de una manera, pero no invierte en formarse o en ser auténticamente de la forma que dice ser. Es la ley del postureo.
Tu personaje intenta recuperar la inspiración, pero como actor, supongo que no puedes estar cada día inspirado y pese a ello, hay que rodar…
Si pretendes que la inspiración te pille siempre en el set, vas apañado. En mi caso hay mucho trabajo previo. Las jornadas son largas pero apretadas: no hay ese espacio ni ese tiempo para que las musas te vengan a visitar. Pueden venir a veces, claro, pero creo que si te vienen aver es porque has trabajado mucho antes. Yo llevo un trabajo tan sólido que lo que venga de inspiración en cada momento es en realidad lo que me dan los compañeros, que me transformen con algo que no esperaba que iba pasar y que sepa darle la vuelta sin pensarlo, que lo coja y lo sume al trabajo previo. Podemos llamarlo inspiración o improvisación, pero viene de un trabajo fuerte antes. Si llegas al rodaje a ver que pasa, sin ese curro posterior, un día quizás te sales, pero al otro te están firmando la carta de despido.
Tu personaje es un genio de la música. ¿Tomaste lecciones de piano?
No sé solfeo siquiera, pero un año antes del rodaje me han dado clases de piano. Grababa en Sevilla una película y al salir, tenía ahí un profesor; he estado en Madrid rodando y también contaba con un profesor. Me pusieron un piano en casa para poder practicar, porque yo no tenía ni idea. En las escenas en las que toco soy yo, pero en algunas hay algún efecto y algunas manos no son mías gracias a la magia del cine. Interpreto a un tipo que es un genio de la música, alguien que ya simplemente por cómo se sienta y por cómo tiene las manos demuestra que es un genio. No quiero volver a ver un piano en mi vida, pero he tenido todas las facilidades para desarrollar mi trabajo. Tenía a Mónica Portillo como coach, que es una maravilla.