Tu personaje ha vivido tiempo en Londres. ¿Qué tal va tu inglés?
Para comunicarme me da pero para interpretar a un personaje que ha vivido en Londres, hay que currárselo. Mi nivel no es el de mi personaje pero si te lo curras, puedes. En general, si no sabes algo y lo quieres aprender, cuanto más horas dediques, lo conseguirás antes y mejor.
Con lo que aprendes para dar vida a cada personaje, un día vas a ser Leonardo DaVinci.
O MacGyver: me dejas en un garaje y te construyo cualquier cosa. Al final sólo tengo una noción básica de muchas cosas. Un pianista lo es tras echarle años y años, comienzan desde niños para acabar tocando por lo que por más que alguien le ponga medios y se prepare un año, no es un pianista.
En tiempos convulsos arrasa lo paranormal. ¿Crees en eso?
No creo en lo paranormal. Vivo más tranquilo así.
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En ‘La mujer dormida’ se hablaba de salud mental y aquí también, pero… ¿Acaso la terapia no es prohibitiva?
Está bien hablarlo y normalizarlo, pero del mismo modo que se habla de ir a terapia, hay que aclarar que igual no es conveniente ir a cualquier terapia. Hay quien va a pseudoterapias pensando que va a ir a algo que le ayuda y hay que tener cuidado con las titulaciones que hay detrás. Es un tema: hay que ir a terapia y normalizarlo pero también hay que regularlo, porque con impunidad hay gente que se dedica teóricamente a ayudar a otros y lo hace con terapias que son de dudosa efectividad.
Tu personaje en la serie es sonámbulo y al hablar de dormir, pienso inmediatamente en soñar. ¿Recuerdas los sueños?
No suelo hacerlo, va por épocas y los recuerdo sólo algunas veces, pero probablemente los malinterpreto a posteriori.
¿Y con qué sueñas fuera de la cama?
Con que mi gente esté bien y que quien esté a mi lado y no lo esté pasando bien lo pase mejor. He cumplido muchos sueños y estoy trabajando bien y bonito, pero no tengo grandes sueños desde ese lugar.
El deporte exige esfuerzo físico, pero también control mental. ¿Qué esfuerzos conlleva la actuación?
Hay varios frentes. El actor es un material sensible y cada uno de nosotros reacciona entre los síes y los noes de formas diversas. Para empezar hay que tener la cabeza fría para saber ante los noes que no eres un desastre, pero que cuando hay síes, recordar que tampoco eres un fenómeno. Hay que comprender que no hay nada personal en las decisiones ni en el no. Hay que relativizar, porque las carreras son largas y las frustraciones no ayudan. Creo que muchas veces hay frustración en cómo llevar las cosas y depende del día a día y de la dinámica. Cuando trabajas mucho hay que tener un grado de control para saber que si un proyecto funciona no eres un dios y que no eres un desastre si la cosa no sale bien, porque es un trabajo conjunto y hay que relativizarlo todo. Hay que intentar tener cierto control sobre el ruido que te rodea.
Tu personaje ha recibido muchos premios como músico. ¿Qué suponen los premios para ti?
Esas cosas hay que vivirlas con total normalidad, porque que te den uno depende de muchos factores, no sólo de la actuación. Cada año hay decenas de trabajos estupendos y las nominaciones no llegan a cinco, por lo que hay que normalizar y cuando te toca, disfrutarlo. Que haya profesionales de tu gremio que reconozcan tu trabajo es maravilloso, pero si estás satisfecho con tu trabajo y no te premian ni nominan, no pasa nada. No te cambia la vida un premio.
La pesadilla de un pianista es romperse los dedos. ¿Cuál es la de un actor?
Diría que quedarse sin voz, llevándolo a ese plano. Podemos expresar con silencios, pero de alguna manera perder la voz sería un serio problema.
Tu personaje vive en un lugar recóndito. ¿Eres de los que se van fuera para desconectar?
No necesito estar solo ni irme lejos, necesito estar con mi gente. Este curro te sitúa en situaciones de soledad y por eso lo que menos quiero cuando tengo un rato libre es quedarme solo, porque ya he estado solo en hoteles, viviendo lejos y necesito lo contrario.
Trabajas con Willy Toledo, que siempre se ha posicionado políticamente. ¿Crees que los actores han de hacerlo?
Cada uno puede expresarse como quiera y es libre de hacerlo si lo hace con respeto. En general he decidido hace tiempo que mi carrera es mi carrera y que mi vida personal y lo que la engloba, como mis opiniones o cosas personales y familiares, prefiero que estén en un segundo plano y que lo que sea protagonista sea mi actuación y se me juzgue por ello. Hace poco me decía alguien que se había dado cuenta de que hay gente que cree conocerte según los personajes que haces y por eso, cuando me ven pueden creer que soy un mamarracho por haber visto ‘Qué te juegas’, otros pensarán que soy un atormentado, otros que no soy alguien de quien te puedas fiar porque mi personaje en una película no era fiable… Mi yo personal íntimo, mi Javi Rey, “el Javi”, está tranquilo. Si me manifiesto y me expongo como Javi, soy actor 24 horas y no quiero serlo.