El ser humano suele funcionar por etiquetas. Óscar decía que su papel en “Instinto” le había marcado, y a ti, Mario, el público también te tiene por actor de referencia en España. ¿Creéis que este tipo de etiquetas son buenas al apostar por proyectos y roles distintos?
Mario: Yo no siento que el mundo hable de un encasillamiento. Los años pasan, voy a cumplir 37 y en mi carrera, poco a poco, voy demostrando que tengo la capacidad de ir haciendo cosas distintas. Óscar compone muy bien; tiene la capacidad de crear máscaras y arriesgar, algo que siendo tan joven es muy complejo, porque puedes quedarte muy bajo o pasarte de intensidad, y saber quedarte en el punto perfecto es una muestra de la calidad interpretativa. En esta película vemos a un Óscar al que no estamos acostumbrados. Es una peli, naturalista, costumbrista, con actores no profesionales y que parte de una realidad aplastante. Le pedí que se rapase y que adelgazase bastante, y que lo demás sería confiar y buscar entre sus emociones, y así lo hizo.
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El proceso de casting ha sido de un año y medio, y todo el elenco son actores no profesionales. Imagino que la dirección actoral habrá sido complicada
Mario: Al final es el mismo proceso que cuando son actores. No saben cómo es un set de rodaje, pero eso se aprende. Lo que tiene que ver con emociones y entendimiento está ahí. Ha sido una maravilla trabajar con chavales que lo único que tienen son ganas de comerse el mundo, y eso han hecho, entregar su alma y sus emociones.