Con los años que llevas de carrera ¿Qué tipo de actor te gustaría ser?
Me gusta trabajar con gente que está volcada con la historia que quiere contar y que son talentosos. Eso ya es increíble. Lo que sí me siento más cómodo es trabajando en un formato más pequeño, cuando la experiencia del trabajo es más íntima. Por ejemplo la obra de La respiración, con la que estuve dos temporadas en el Teatro Abadía y una gira de dos años. El teatro me encanta.
Ahora con “Jauría” se han repetido esas sensaciones. El ver que no solo estás entreteniendo si no poniendo un mensaje ahí fuera. Y esta obra está en esa línea.
Quería preguntarte por esta obra. Una obra muy actual en la que dais vida a los miembros de “La Manada”, uno de los casos de abusos sexuales más mediáticos de los últimos años… ¿Que ha supuesto este trabajo para ti?
Si, son transcripciones literales de las declaraciones del juicio. Nada es ficción. En una hora y media de obra todo lo que se dice son frases literales. Ahora tenemos que hacer un último anexo porque ha salido ya la sentencia definitiva del Tribunal Superior y habrá que añadirlo.
Es una obra muy ligada a la actualidad…
Cuando saltó el caso se empezó a gestar y es un animal que está vivo y respira. Como te digo tenemos que incluir las últimas novedades del caso según van sucediendo. Así que es muy intenso.
En Las Chicas del Cable se pone el foco en la visión femenina y conseguir la igualdad parece que sigue siendo una asignatura pendiente a día de hoy ¿Por que crees que nos está costando tanto avanzar en algo que teníamos que tener superado?
Creo que se está avanzando y el nivel de consciencia es cada vez mayor, sobre todo en la gente joven. Como cualquier cambio es un proceso lento. La involución es una opción que está ahí y ahora, precisamente, es importante que el movimiento feminista no baje. Tiene que alzar la voz mientras se necesiten cambios. Esta serie es una forma de ayudar a ello. Y yo, en mi vida personal, intento ser consecuente.
Últimamente parece que hay un auge de pensamiento contrario.
Es un tema complejo y lo que hay que intentar, cuando se escuchan posturas intransigentes, es dialogar para que las conciencias se vayan despertando.
También hace falta para eso bastante trabajo personal.
No venimos programados en solidaridad, empatía, justicia… Eso es algo que hay que aprender y cultivar. Yo mismo, hasta que el tema empezó a cobrar más repercusión a raíz del 8M, pensaba que tenía una visión muy progresista. Y me he dado cuenta de que no era así. No empatizaba todo lo que debía. En disparidad salarial, laboral, sexual… Para mi también ha sido un proceso de aprendizaje. No todos podemos estar en el mismo punto. Hay que hacer que la gente vaya, poco a poco, abriendo los ojos. Y eso se hace a través del diálogo. No dando un golpe en la mesa.
Aunque aveces no se cual es la solución. Me cuesta reprimir la rabia cuando escucho ciertos comentarios… Pero es importante hacer el esfuerzo. Al final, dentro de esta sociedad, al no afectarte directamente, son temas de los que te tienes que preocupar por aprender y entender desde fuera.
Nunca he ido caminando por la noche y fingiendo hablar por teléfono para evitar que me hagan daño o sentir que estoy más protegido. Algo tan simple como eso no lo he vivido nunca y me parece atroz que suceda.
La serie, tiene vigencia porque cuenta el mundo a través de las mujeres. Ellas son las protagonistas y las que desencadenan la acción. Es de agradecer la pluralidad, la diversidad. Que no se cuente siempre todo desde el mismo punto de vista.
Pues me pongo a verla y hablamos pronto.
Tomando un café. ¡Un abrazo!