Un artista multidisciplinar que lo mismo te canta, que te pinta y que te actúa. Todo lo relacionado con el arte tiene ese pulsar que le pone tanto y que alimenta su universo creativo. Un universo visceral que, definitivamente, no podría entenderse sin brindar con amigos en los bares, sin el color rojo y sin el bolero, el tango y el flamenco.

A Maximiliano Calvo lo descubrimos con su Bolero sangrante y, desde entonces, ha seguido lanzando temas en buena compañía. Carolina Yuste, Aaron Piper, Soleá Morente y, ahora, María León son algunos de esos amigos con los que comparte pasiones y con los que ha presentado canciones tan potentes como Alguien tiene que morir. Este, su nuevo tema, nos sirve como excusa para conocerle mejor y hacerle una entrevista en la que nos cuenta la añoranza por la noche de Madrid y la importancia de ese alimento indispensable para el alma, la cultura.

Fotografías de Carol Peña

Entrevistamos a Maximiliano Calvo

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Encantado de hablar contigo ¿Qué tal estás?

Nada, aquí estoy. Me acaban de dar el resultado de una PCR y soy negativo, así que perfecto.

Eso siempre es como respirar tranquilo.

Claro, en la serie me la tengo que hacer cada lunes. Y justo uno del equipo ha dado positivo y está en el hospital con neumonía. Nos hicieron tres pruebas y era un poco… Cuando ves a uno cerca que está en esa situación da respeto.

Me pasó hace unos meses y, sí, se pasa mal. Fui con una amiga en coche un trayecto de veinte minutos y a los pocos días dio positivo. Así que me tocó hacerme la prueba. Por suerte todo bien.

Es fuerte que digas «hace unos meses». Te dice todo lo que llevamos con esta locura. Flipa con la que tenemos encima…

La serie en la que estás es la nueva de Ana Milán para Atresmedia ¿no?

Si. Esos directos de Instagram que hizo en durante el confinamiento contando anécdotas se van a convertir en una serie.

Ella es divertidísima

Y la serie también lo será. Yo hago de bisexual libertino así que no me complico mucho.

(Risas) Te lo han puesto fácil.

Hombre claro. Hasta se viste parecido a mí. Lo único el peinado que me lo ponen así como muy vintage.

Eres un tío muy multidisciplinar ¿No? Actor, cantante, artista plástico… ¿Siempre ha sido así o ha ido fluyendo?

Bueno, hay una cosa ahí de que todo me interesa. No sé explicarlo. El arte me parece una cosa global y cuando tienes un pulsar artístico creo que se puede designar a diferentes oficios o expresiones del arte. Al final no me considero un pintor de la hostia pero cuando me ofrecieron participar en el proyecto de pintar la Menina sí que me involucro al cien por cien. Todo lo que hago tiene el mismo sentir, que es como muy pasional y relacionado con la noche, el fuego, la sangre… Lo visceral.

En lo musical parece que el bolero es una constante en tu música ¿Hay algún porqué?

Creo que no es el bolero. Es la música de raíz, con desgarro. La pena y las historias como dolientes me llaman mucho la atención. El bolero, el tango, el flamenco… Tal vez el bolero fue más afín a mi obra porque también hay un pulsar de tragicomedia, que me gusta bastante, que en el tango y el flamenco lo veo menos. Alguien tiene que morir tiene muchísimo de tango pero en la poesía. Y del flamenco también tomo muchísimas cosas. Pero se ve que sé exteriorizarla mejor desde el bolero. Sobre todo quiero que la música avance, traerlo a esta época y no dejarlo estático en la historia. Lo casposo y lo antiguo nos lo quitamos.

Llevar el bolero, y la música, a un rollo más actual.

Sobre todo eso. Música de raíz que han quedado obsoletas y eclipsadas ahora mismo, por el reguetón o la música urbana, traerlas de otra manera. La idea es inteligente, hay que saber leerla. Muchas veces no lo entendemos porque no nos paramos a hacerlo. Como en muchas cosas…

Los artistas, creo, tenemos que ser un punto de apoyo de la humanidad, aunque suene muy grande, de libertad, aprendizaje y, sobre todo, de sensibilidad.

¿Es fácil mantenerse en ese discurso cuando los datos que arrasan son los de otros tipos de música?

Bueno, yo con eso también coqueteo. Tengo una canción con Aaron Piper y con Solea Morente que ronda lo urbano, aunque mi parte la llevo también al bolero y la nocturnidad. Creo que no hay que pelearse con nada, hay que sumar en todo. Ningún estilo es malo, pero no pueden ser todos los artistas del mismo. La música tiene que tener variedad y ser un reflejo de la sociedad, somos todos muy distintos. La modernidad tiene que tener varios matices, no solo uno.


Creo que no hay que pelearse con nada, hay que sumar en todo. Ningún estilo es malo, pero no pueden ser todos los artistas del mismo.


¿En la industria es fácil defender esta idea? Tú estás con Warner ¿no?

Bueno ya no. Nos hemos ido. La industria, como en un gobierno, tiene buenos y malos funcionarios. Globalizar o meter a todos dentro de la misma bolsa sería muy injusto por que hay personas maravillosas. Como Charlie Sánchez, el antiguo director de Warner. Él fue quién me fichó y lo hizo con 200 escuchas mensuales en Spotify y como se hacía antes, yendo a los bares. Me conoció tocando en la noche madrileña. Lo recordamos con mucha verdad y melancolía porque es algo que ya no pasa, la mayoría de artistas que fichan por multinacionales lo hacen por las cifras o porque arrasan en internet. Pero él vio algo que sucedía en la noche, que no tenía reflejo en las listas musicales y quiso proyectarlo porque vio la bohemia, el submundo… Creo que ahí es donde nacen las cosas interesantes.

¿Por qué ha terminado la relación con la discográfica?

Bueno, porque Charlie se fue y nos vamos con él que es quién nos firmó. En eso somos muy gitanos, con la nobleza.

Muy de la familia.

Si, claro. Él y Mariana, mi repre, son familia para mí. Y también Mabel, la mujer de Charlie, Paco Martín… Son gente que lleva muchos años en esto y que siento que no han perdido la sensibilidad. Eso me atrae porque es lo que quiero que me pase, no perderme en los espejitos de colores.

Me contabas antes lo del tema que sacaste junto a Aaron Piper y Solea Morente. Tienes otro con Carolina Yuste y en Alguien tiene que morir lo haces con María León. Siempre muy bien acompañado ¿no? ¿Cómo surgen esas colaboraciones?

Bueno, es lo que tiene Madrid. La ciudad es de tantos encuentros que es imposible no colaborar con las personas que te llaman la atención, me parecería una falta de respeto incluso. Por eso ahora me pone triste ver a Madrid tan sola y vacía, sin esa bohemia. Es como una burbuja con sus propias leyes, formas, horarios… Una brutalidad artística. Y por eso salen esas cosas. Había una ebullición de gente queriendo hacer cosas y expresarse muy interesante. Un poco la intención de cada una de las colaboraciones es dejar constancia de que para divisiones tenemos la política. Aquí lo hacemos con otro sentir y nos unimos.

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La intención de cada una de las colaboraciones es dejar constancia de que para divisiones tenemos la política. Aquí lo hacemos con otro sentir y nos unimos.


Hablas mucho de la noche, de los bares…

Me encanta, me encanta.

¿Siempre te ha gustado tanto?

Pero no es por la noche en sí, podría ser el día. Pero al final la nocturnidad crea una transformación en las personas, en el escenario, en las ciudades, que es brutal. Por el día somos personas formales, con una rutina y trabajo, y en la noche anidan todos esos pulsares que no podemos lanzar durante el día. Donde surgen los instintos. El día es algo más apático y voy a disfrutar de la parte que más me conmueve.

La noche y los bares es lo que primero se ha considerado como foco de posibles contagios. Parece que se ha demonizado al sector como nido de borrachos que no aporta nada ¿Qué opinas de esto?

Bueno, es cierto que la noche tiene ese halo de libertinaje. Es una situación más animal y visceral y tal vez puede darse a confusión cuando, en realidad, en el metro vamos todos como animales y ahí no pasa nada. O viajas en un tren lleno de gente. Pueden ir catorce personas a una oficina pero no pueden ir a un bar a echarse unas risas y dar alimento al alma. Eso va atado a todas las obras de teatro, conciertos… Nunca hemos echado tanto de menos la música en directo. Nos estamos olvidando de que la cultura es el alimento del alma, y si no se lo damos se convierte en algo más oscuro y sórdido. Por eso estamos viendo tanta gente enojada y afligida. Hay que diferenciar la fiesta y los excesos de la cultura y del arte. No tiene nada que ver. Creo que estamos poniendo el ojo en sitios incorrectos y dejando que las relaciones humanas y el corazón se nos pongan más grises.


Hay que diferenciar la fiesta y los excesos de la cultura y del arte. No tiene nada que ver.


¿Cómo ves el futuro de la música en esta situación?

Ahora mismo es todo muy frío. La única relación que tienes cuando lanzas un tema es con una pantalla cuando antes lanzabas el tema y lo presentabas en directo, celebrabas con amigos, empezabas a buscar conciertos.. Nos va a costar volver a ese punto de encuentro que tiene la música. Ahora estamos usando la música para nuestros momentos de soledad y no para compartirlo con otras personas, le estamos haciendo daño al ritual de la música. Pero la música tiene que avanzar y le ha tocado hacerlo en esta situación tan rara. Confío en ella y en que encuentre un buen rumbo.

A nivel económico también debe ser difícil. Un artista como tú, ahora mismo ¿cómo financia su trabajo?

Compongo para mucha gente y me muevo intentando hacer canciones para películas y series. Un poco con eso voy regulando. Y ahora estoy en la serie y con eso puedo sobrepasar un poco la situación. Me han llegado oportunidades que me han permitido seguir adelante. Pero tengo muchos colegas a los que se les cancelan conciertos y dependen de ello para vivir, es jodido. No saben cómo van a hacer. Es difícil saber como van a poder sobrevivir y tener artistas que puedan vivir del arte y no artistas frustrados que trabajen en cosas que no quieren. Es una pregunta que le haría a esas personas que están poniendo palos en la rueda a la cultura.

Volviendo a Alguien tiene que morir. Ha coincidido con la salida de la serie de Manolo Caro y con el mismo nombre ¿Tienen algo que ver?

Tienen que ver porque la hice para él. Se la mandamos y la hicimos con mucha ilusión y con lo que nos inspiró el título, súper provocativo. Y al final creo que optó por poner un bolero clásico pero como nos gustaba tanto la canción decidimos lanzarla de todas maneras. Con el tiempo el inconsciente colectivo quizá las una, pero por el momento están distanciadas.

¿La has lanzado para provocar que ese inconsciente colectivo haga su trabajo?

En verdad no pensé en eso. Pero justo habíamos estado trabajando en ella a tope para mandársela a Manolo y que le gustara. Y se volvió tan personal que no iba a hacer otra canción para evitar que coincidiera con la serie.

¿Y en qué más andas ahora a nivel musical?

Este fin de año estrenamos una colaboración muy bonita y voy a participar en algunas canciones más con colegas. Muy bonito volver a los estudios y reencontrarse con compañeros y compañeras.

Pues estaré atento y volvemos a hablar cuando salgan ¿Te parece?

Dale, será un placer. Muchas gracias por el ratito.

¡No te pierdas nuestra entrevista con Manolo Caro y Alejandro Speitzer! Dos mexicanos arrasando en Madrid.

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