Argentino, con 37 vueltas al sol, e hijo del también actor Jean Pierre Noher. Así es el nuevo fichaje de Movistar+ en La Unidad, una de las series que nos ha aliviado el confinamiento a golpe de ficción de la buena.
Michel Noher, apunta su nombre porque en cuanto la situación lo permita va a volver a España para revolucionar el gallinero. Los ingredientes los tiene todos, y con extras. Eso nos ha dejado claro al ver su interpretación de Marcos, un policia antiyihadista que no necesita quitarse la camiseta en ni una sola escena – algo a lo que se resiste por prejuicios internos – para comerse la cámara y meterse en el bolsillo a los espectadores.
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Fotos de Gabriel Machado
Entrevista Manu Bermúdez
Conocemos a Michel Noher, el actor argentino que vuelve a España con La Unidad de Movistar+
Lo primero, pregunta obligada en estos tiempos… ¿Qué tal estás? ¿Cómo estás viviendo esta situación?
Bueno, con paciencia. Creo que lo mismo que para todos los que no estamos en las consideradas actividades esenciales. Nos toca esperar a que las autoridades nos autoricen a hacer lo nuestro….
¿En Argentina cómo está el tema?
Por suerte nuestro gobierno ha tomado decisiones muy a tiempo. Tenemos pocos fallecidos, aunque es terrible decir esto, y no tantos contagiados como en Europa. Desde un primer momento se tomaron medidas drásticas de aislamiento. Yo estaba en medio del rodaje de una película que se tuvo que suspender y también estaba de reformas en mi casa, que evidentemente se tuvieron que parar. Así que estoy en un piso alquilado esperando a que todo pase para poder retomar…
De todos modos tuvimos suerte porque hace pocos meses que cambiamos de gobierno. Si esta crisis sanitaria hubiera pasado con el anterior sería un desastre. Imagínate que no teníamos ni Ministerio de Sanidad. Lo habían degradado a una secretaría. Así que, por suerte, estamos así. Si no estaríamos viviendo una situación como la que está sucediendo en Brasil o en Estados Unidos. En esa línea de negación de la enfermedad.
A nivel de la industria ¿Cómo ves el futuro?
Ahora mismo es un momento de alarma y mucha preocupación. Productoras que les ha ido muy bien durante mucho tiempo que parece que no pueden afrontar este tipo de situaciones y están a punto de presentar la quiebra. Tampoco se puede hacer demasiado porque nadie sabe cuanto va a durar esto y no hay protocolos para saber de qué manera se va a poder retomar la ficción.
Tendrías que estar en España haciendo promoción de tu primera serie aquí ¿Cómo te sentó la noticia de la cancelación del viaje?
Con mucha pena, por supuesto. No solo por no poder hacer promoción sino también por no reencontrarme con mis compañeros. Desde que acabamos el rodaje no pudimos vernos. Nos hacía a todos mucha ilusión y es algo que se repite mucho en el grupo de WhatsApp de La Unidad. Incluso los que viven cerca en Madrid tampoco han podido verse, en ese sentido esta situación es de lo más igualitaria. Aunque parece que con la desescalada poco a poco van a poder hacerlo.
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En Argentina tuvimos suerte porque hace pocos meses que cambiamos de gobierno. Si esta crisis sanitaria hubiera pasado con el anterior sería un desastre.
¿Trabajar aquí era una meta o es algo circunstancial?
Si, obvio. Sois un país que hace una ficción de una calidad genial. Es impresionante el nivel de producción que estáis teniendo. Habéis encontrado una veta con esta nueva situación que se está dando en nuestra profesión de acercamiento entre televisión y cine. Cada vez las series tienen un estilo de rodaje y tratamiento que se parece mucho más al cine. En ese sentido España es un país puntero y tenía muchísimas ganas de trabajar allá.
La primera oportunidad llegó con El desentierro y pude viajar a España, filmar en Valencia y encontrarme con esta industria floreciente. También pude hacer la prueba para La Unidad y las cosas se han ido dando…
¿En tu carrera en Argentina ha predominado la televisión?
Bueno, tuve la suerte de poder disfrutar de televisión, cine y teatro. Aunque quizá en este último tiempo sí que haya habido más televisión. Al principio hice más cine. Eso de poder variar me gusta mucho. Cuando hago mucha tele echo de menos el teatro, o si hago mucho cine quiero tele… Cuando empezó el rodaje de La Unidad estaba haciendo un monólogo en teatro acá, El hijo eterno, y en cuanto acabó el rodaje volví a seguir haciéndolo porque lo extrañaba. Me pasa eso. Cuando estoy mucho en un terreno, extraño el otro.
¿Que tu padre sea actor es algo que influyó para elegir esta profesión?
Responderte que no sería muy ingenuo. Más allá de que en la vida cada uno termina haciendo su camino, sin duda influyó. No me crié con mi padre porque mis viejos se separaron cuando era muy chico, pero compartía con él horas de rodaje y temporadas de teatro cuando pasábamos juntos mis vacaciones escolares o iba a verle. Desde pequeño la actuación estuvo conmigo.
Luego si me pasó, cuando terminé secundaria y tenía que decidir qué estudiar, que no quería dedicarme a lo mismo que mi padre. Algo de rebeldía supongo (risas). Me puse a estudiar dirección de cine, hice varios años de la carrera, y al mismo tiempo estudiaba actuación como hobby y también como una herramienta más para el desarrollo de la dirección. Pero finalmente, después de un seminario muy especial que hice en el norte de Argentina en el que compartí con doscientos actores unos días de teatro y expresión, me entregué. Sentía y pulsaba internamente más que la rebeldía impuesta. A partir de ahí el largo camino del actor de la frustración, la búsqueda, la creación personal… Lo que alguien que quiere dedicarse a esta profesión tiene que atravesar para poder, en algún momento y con viento a favor, poder vivir de ello.
¿Para ti dirías que ha sido fácil el camino?
Cuando lo atravesé no lo sentí para nada fácil. Mucho empeño, mucha búsqueda, muchos «nos» en el camino»… Aunque también depende de la persona y de su experiencia. En mi caso, fue de mucho trabajo. Muchos estudios en diferentes escuelas y con grandes maestros de Argentina. Creé mis propias obras de teatro junto a un amigo poeta para poder empezar a trabajar. Así surgió Samurai, lo primero que hice en teatro. Y con esa obra, ganamos experiencia y empecé a hacer audiciones, y audiciones, y audiciones… No puedo decir que haya sido fácil pero, sin duda, todo eso es lo que me trajo hasta acá.
¿Dirías que ser un tío guapo te ha facilitado las cosas o te ha puesto trabas?
Uf. No veo porqué podría poner trabas…
Por aquello de que un actor guapo no puede ser bueno. Prejuicios que no se si te han afectado o has sentido.
Cada uno con sus prejuicios. En teatro, por ejemplo, que es donde uno está más cerca del actor, lo que cuenta es un cuerpo poético y es donde menos importa la estética del actor. He hecho de galán de época y también de un alcohólico totalmente destrozado… Pude explorar esos caminos sin problema. Ustedes tienen uno de los mejores actores del mundo que demuestran que el físico no es algo importante para esta profesión, Javier Bardem. Con ese rostro tan único y particular ha podido hacer un abanico de personajes muy distintos. Creo que si se presentan las oportunidades se puede ir más allá de eso.
Y también depende para qué. Hace poco hice una publicidad para Gillete. Si no me hubieran considerado «atractivo» supongo que no me habrían elegido, pero eso ya son las reglas del mercado.
¿Tienes problema con quitarte la camiseta cuando lo pide el guión?
Depende de la capacidad que tengas para elegir. Si estás sin trabajar y te llaman cinco veces para quitarte la camiseta, hay que hacerlo y esperar la oportunidad donde le dejen a uno estar vestido (risas). Pero soy bastante pudoroso. Entonces en ese sentido esquivo bastante la desnudez.
¿Has podido elegirlo en trabajos?
Soy un poco terco…
Eso está bien, si te lo permiten es maravilloso.
Me ha pasado. Te piden que te quites la camiseta y luchas con el prejuicio de «¿Para qué quitarme la camiseta en este papel?»… «No hace falta, no lo pide el personaje o el guión»… Supongo que son prejuicios que tiene uno.
¿Y porqué es?
Pues quizá tiene algo que ver con lo que decías antes (risas)… Supongo que… A ver, tengo que pensar ahora una respuesta (risas).
Pues parece que no iba tan desencaminado…
Me gusta estar en función del personaje. Hay veces que un personaje necesita quitarse la camiseta porque hay algo que le está ocurriendo y le pide hacerlo. Me parece muy válido. Incluso cuando es algo comercial puro y duro, como cuando hice la publicidad de Gillete. Ahí también estaba entendida la funcionalidad… Bueno, y me pagaron muy bien (risas). Quizá no soy pudoroso, soy caro (risas).
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Si estás sin trabajar y te llaman cinco veces para quitarte la camiseta, hay que hacerlo y esperar la oportunidad donde le dejen a uno estar vestido.
Terco y caro, buenas bases amigo.
(Risas)
¿La fama cómo la llevas?
Me gusta más el concepto de ser conocido que ser famoso. Lo famoso lo considero algo alejado, con algo de idolatría. La idea de ser conocido me gusta por el componente de cercanía. Al estar en el televisor de muchas casas cada día la gente te siente cercano, y eso me encanta.
Me gusta pensar en algo como de vivir en un barrio, se genera la cercanía de un vecino. Es genial que crezca ese barrio.
Como sigas ampliando el barrio va a terminar siendo muy grande…
Bueno, que lindo. Sentirse en casa en muchos lugares es algo a lo que aspirar. No ser extranjero en ningún lugar ¿no?
¿Al fenómeno fan te has enfrentado? Hablo de fanáticos no tan de un barrio…
He tenido suerte. Los admiradores son muy respetuosos. Hay unas chicas, por ejemplo, que crearon en Instagram una página de fans. Les sigo porque consiguen material que ni yo mismo tengo. Publicaron unas fotos del rodaje de La Unidad antes de que yo mismo las viera… ¡No sé de donde lo sacan! Es impresionante, les sigo para enterarme de cosas de mí (risas). Soy muy agradecido con ellas y comparto cosas que suben. Cuando trasciende de lo profesional a lo personal si puede ser invasivo, pero por suerte en mi caso no ha sido así.
Vamos a hablar un poco de series españolas ahora que estás estrenando una. ¿Cuál es la que más te gusta de las que has visto?
La Unidad. Sin duda.
(Risas) A mí también me ha gustado mucho. Es verdad.
(Risas) También te diría La Peste, que me encantó. En otras plataformas Foddie Love de Isabel Coixet en HBO o Vivir sin permiso en Netflix. En Argentina ha pegado fuerte esta serie.
Y antes me decías un ejemplo de actor español que admiras ¿y una actriz?
Es difícil, hay tantas y tan buenas. Tienen un abanico impresionante… Pero te diré una que no conocía y admiro mucho. Nathalie Poza. Ha sido una compañera genial en La Unidad.
¿La moda masculina te interesa o pasas un poco?
Me encanta la gente que lo hace. Me gusta la gente muy estilosa, que los ves con esos trajes y cosas locas… Después yo no lo hago (risas). Pero disfruto viendo la gente que lo hace, me parece una expresión artística muy linda. Yo soy muy clásico.
¿Y rutina de entrenamiento o cuidado físico?
Siempre entreno, excepto ahora en cuarentena. Natación, yoga… Voy variando. La natación es algo de lo que más me gusta. Tengo necesidad de descarga física, tiene más relación con eso que con la estética. Necesito entrenar porque si no me pongo de mal humor, hay energía que no circula. Además como actor es importante tener el cuerpo disponible. Si no entrenase no habría podido saltar de un helicóptero como lo hice en la serie (risas).
Oye, pues espero que pronto podamos vernos en una sesión de fotos con más proyectos tuyos en nuestro país. Ha sido un placer hablar contigo.
Claro, será un placer poder vernos cara a cara. ¡Hasta pronto!