Se hizo popular por sus interpretaciones en la mayor parte de series juveniles de finales de los 90’s y comienzos del siglo XXI. Su cara forraba las carpetas de miles de adolescentes que le idolatraban por su trabajo como actor y como cantante de un grupo que llenó estadios como el Palau Sant Jordi y llegó a vender más de 1 millón de discos. Se ha formado en las mejores escuelas de interpretación y ha sabido darse un tiempo para resituar su carrera y comenzar dede un punto más maduro. Así encontramos a Miguel Ángel Muñoz. Un hombre lleno de energía, agradecido a la profesión y con muchos proyectos por delante. ¡Bienvenido!

¿Mejor con música?
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Teníamos ganas de encontrarnos contigo y hacer esta entrevista.

Yo también la verdad. Me encanta lo que hacéis y he estado muy a gusto en la sesión de fotos asique todos contentos ¡dispara esas preguntas!

Pues, nunca había hablado contigo, asique me gustaría que me contaras como empiezas en esto de la interpretación para conocerte un poco mejor.

¡Pues sí que es desde el principio! (risas) Todo empezó cuando tenía nueve años, que se dice pronto. En ese momento jugaba en los benjamines del Real Madrid, porque yo lo que quería ser era futbolista, y una amiga de la familia vio una foto en la antigua ciudad deportiva y les preguntó a mis padres si se la podía llevar para enseñársela a unos directores de casting. Mis padres me preguntaron y a mí me pareció divertido. Me llamaron para hacer una prueba para un spot de televisión, me cogieron, y el siguiente trabajo que surgió fue para un papel protagonista en la película “El palomo cojo”.

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Esa película se estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián en 1995 ¡Vaya comienzo!

(Risas) Pues ya ves… por la puerta grande (risas).

¿Y cómo sigue la historia?

Mis padres me dejaban hacer un solo trabajo al año para que no me impidiera estudiar. Ya tuve que sacrificar el fútbol porque era imposible hacerlo todo y no querían que mis estudios se vieran afectados. Y así estuve desde los diez hasta los dieciocho años, compaginando estudios con un trabajo al año de interpretación. Mi intención al cumplir dieciocho era marcharme a California para aprender inglés durante los tres meses de verano y poder entrar en Actors Studio, que era la escuela donde quería estudiar interpretación.

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