Y lo costumbrista, ¿te atrae?

Es una de las partes más divertidas de trabajar con él, porque hace del costumbrismo algo particular. Logra tratarlo de una forma muy peculiar que es la responsable de que su cine tenga un sello tan distintivo. Consigue que sus historias de miedo y gore, y todo lo que hace vinculado al suspense, tenga esos toques. Es cierto que Álex carga el rodaje de un voltaje peculiar, tiene una forma personal de conducir la jornada y eso da forma a una mini serie que se hace dentro de la propia serie. Él es un personaje, y al principio me sacaba el corazón del pecho. Luego le entendí y esa sensación se transformó en una adrenalina disfrutable que es vital para momentos especiales. Me lo pasé bien con mi personaje y con esos toques de comedia del costumbrismo.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido de Megan Muntaner, tu compañera de reparto?

Tiene una inmensa capacidad de tirarse a la piscina. Creo que ningún compañero dice que sí a todo jugándose la salud; tiene un nivel de entrega loco. Siempre le dice que sí a Álex .

En el tenis, tus profesores les comentaron a tus padres que pese a no ser el mejor alumno, sí eras el que tenía el mayor poder de sacrificio. ¿Sigue ese poder intacto?

Ahí sigue. Ese sacrificio forma parte de quien soy desde pequeño. Me cuesta poco entregarme, y si algo tengo es capacidad de esfuerzo. Mi hermana tiene tanto talento que cuando yo quería ganar al tenis, al gol o a lo que fuera, tenía que hacer el triple esfuerzo que ella, y por eso tengo ese poder de sacrificio .


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¿Cómo fue jugar junto a Nadal?

Son las carambolas de la vida. Mi gran frustración fue no ser tenista, porque le dediqué mucho esfuerzo desde los cuatro años. Con 13 años me fui a un internado hasta los 19, y darme cuenta de que no lo iba a conseguir me generó mi primera depresión. Llevaba toda la vida persiguiendo un sueño… ¡No probé el alcohol hasta los 19 años! Mi vida era el tenis: sentía absoluta devoción y de repente, saber que no iba a conseguirlo supuso un enorme palo para mí. Me sentí vacío al no tener ya algo por lo que luchar. Luego la vida hace que te salgan nuevas oportunidades. Después me empezó a ilusionar ser fisioterapeuta y al terminar la carrera, sentí que no tenía del todo la profesión y me salió la oportunidad de apuntarme a interpretación y el resto… Ya lo sabes. Cada vez tengo más claro que cuando te dejas llevar, la vida te coloca en el mejor lugar.

Hablas de la importancia de las metas y de los sueños. ¿Con qué sueñas?

Soy menos ambicioso ahora. En mi caso, cuando murió mi padre, mi vida dio un giro, porque me di cuenta de que el éxito es una ilusión y la verdad en la vida es otra. Por la ambición te pierdes cosas. Cuando tenía tiempo libre, iba a cursos de interpretación, a clases de inglés… Ahora, en el tiempo libre que teng,o me gusta disfrutar de la vida y de la familia. Creo que en la actualidad lo distribuyo todo mucho mejor para vivir más y mejor.

Acabas de deslumbrar en Venecia, te vimos en Cannes…. ¿Te sigue imponiendo esa alfombra roja o ya la ves un poco como el portal de tu casa?

Ni tanto ni tan calvo: la relativizo. Es bonito, porque por ahí han pasado personajes a los que admiro mucho y los festivales tienen mucha historia. Es precioso ir por el amor al cine y por cómo el séptimo arte se mezcla con la moda y a la vez, la moda con el cine, pero no le doy tanta importancia.

En la siguiente página continúa la entrevista con Miguel Ángel Silvestre ¡Sigue leyendo!