De tu pasión por la gastronomía algo habíamos escuchado, y también de tu buena mano a los fogones.
Me gusta mucho cocinar y a veces pienso en un futuro donde trabajo menos, en el que escojo un proyecto al año y el resto, aprendo a cocinar.
¿Te atreverías a entrar en un formato como ‘MasterChef’?
De hecho, me gustaría hacer un programa de cosas de gastronomía.
A estas alturas seguro que te salen bastantes ofertas para hacer lo que quieras. El otro día en ‘El hormiguero’ hablabas de proyectos que habías elegido y otros que habías rechazado, ¿cómo es ese proceso de selección?
Pues es, por un lado, un privilegio, pero también una responsabilidad, porque si te equivocas, te equivocas tú. Y yo he tendido muchas veces a equivocarme. De hecho, el otro día contaba que cuando vi Velvet, al no ser un género que suela consumir, no supe reconocer la grandeza que había detrás de la serie. Mi representante me insistía hasta que, al final, fui a ver a Yuan. Ella me dijo que tenía que hacerlo porque era un éxito mundial. Finalmente, a regañadientes, les hice caso a las dos y efectivamente, otra vez más, acertaron.
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Hay que contar que Yuan Chen es la creadora de la escuela Solo corazón, experta en feng shui, y también, gracias a ti, es célebre desde hace unos días.
Me hace mucha ilusión, porque me ha ayudado mucho en la vida. Ojalá pueda ayudar yo una cuarta parte de lo que ella me ha ayudado a mí siempre.
¿Uno siente que tiene influencia de verdad en la gente cuando pasan estas cosas?
Juro que yo no lo hago queriendo, pero inevitablemente sí. Mira, conocí hace poco a un hombre que se llama José Luis López. Es un empresario que lleva desde los diez años viviendo a corazón abierto y ayudando a los demás. En el camino ha tenido mucho éxito. A mí me gusta la idea de poder ayudar a mis amigos y a lo largo de mi carrera he intentado hacerlo, pero desde que conocí a este hombre, la inspiración fue tal que tengo muy presente cómo puedo ayudar. Lo de Yuan salió solo, pero es curioso cómo cuando conoces a gente que tiene tanta generosidad, ves que, efectivamente, la vida te devuelve el doble.
Es una buena enseñanza.
Es muy bonito dejar como legado ir ayudando a la gente. De hecho, yo recuerdo una vez que tenían un dolor muy fuerte, fui al hospital y en urgencias un hombre me dijo: “Tú eres el hijo de Miguel Ángel Silvestre. No te imaginas todo lo que me ayudó tu padre cuando estuve en prácticas en el hospital. Voy a hacer todo lo posible por ayudarte”. Creo que ese es uno de los grandes legados que me ha dejado mi padre: su estela y su energía. Hoy en día la gente me para por la calle y me dice cosas bonitas de él. Él tuvo detalles épicos conmigo, pero tras morir la gente se ha ido acercando, contándome sus historias y pienso que eso, ese legado que dejo mi padre es de una gran riqueza.
Esa parte de ayudar también está quizá en tu otra profesión, la que estudiaste, porque ibas a ser fisioterapeuta.
Sí, lo estudié. Luego no ejercí, pero mi padre se sentía muy orgulloso de mí. Yo había intentado ser tenista y no lo había conseguido. Mi padre no era de los que exigían ni nada, pero no llegué al nivel que yo quería. Él hizo una inversión económica muy grande para que yo pudiera ser tenista y no lo conseguí. Luego me dijo que le encantaría que estudiara. Me convencí y me puse a estudiar fisioterapia. Y cuando vio las notas que sacaba, se sintió muy orgulloso de que me hubiera entregado tanto a algo. Eso sí lo vio. Y luego también vio lo de actor.