¿Pecamos de olvidarnos de esas personas? Obviamente están en la cárcel por algo, pero quizá las historias que hay detrás merezcan ser conocidas.
Yo creo que pecamos de meter a todos en la misma bolsa. Se piensa “bueno, está preso porque hizo algo malo y ciao, listo”. De repente, dentro de los delitos que hay, nosotros podemos verlo y analizarlo de una forma distinta para cada caso. A veces uno está en piloto automático y generaliza. Pero si hacemos eso como sociedad no vamos a lograr que esa persona pueda cambiar y mejorar, porque si lo vamos a tratar así… Sí, como sociedad nos falta otra sensibilidad y paciencia para llegar a un mejor resultado.
¿Qué es lo que más te gusta de ser actor?
Estar cambiando, que todo el tiempo sean cosas distintas. Soy una persona a que no le gusta nada la rutina. Me aburro rápidamente de ciertas cosas. Los proyectos nuevos, con gente nueva, me mantienen motivado y expectante, porque me despierta mucha curiosidad lo que va a venir y cómo lo voy a abordar y a desarrollar. Lo cambiante es lo más divertido.
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Todos los actores sois camaleónicos por definición, pero en lo personal hay unos que se identifican más con eso que otros. ¿Cuál es tu caso?
Me considero un poco camaleónico. Hay actores y actrices que trabajan con una naturaleza más parecida a la que tienen como personas. Yo, según el personaje, trato de alejarme un poco. Me divierte. Es la parte que más me gusta: poder adoptar otra energía alejada a la mía, para lograr personajes alejados de mí.
Los periodistas siempre te preguntamos por los papeles de galán. ¿Es algo de lo que siempre has rehuido?
En su momento sí, le escapa un poco a esos personajes, quizá por el miedo al encasillamiento. Porque es muy fácil que luego lo asocien a tu físico y tu rol, y que sea como lo obvio. Por eso me ocupé de tratar de demostrar otras cosas a través de una caracterización de personajes, para salir de algo más habitual. Hoy tampoco escapo de esos papeles, que llegue lo que tenga que llegar. Pero por suerte ya saben que puedo ir por otros caminos.
¿Qué es lo más bonito que te han dicho de tu trabajo?
[Se queda pensativo] Hay psicólogos que me han dicho que han trabajado en clase con mi personaje de Diosito, o profesores de colegio, o alumnos que de repente han hecho una tesis con la psicología de mis personajes. Eso me llena mucho y me deja muy contento, porque siento que además de entretener o conmover, alguien estuvo analizando una creación que hice.
La fama puede ser algo extraño. ¿Cómo la llevas tú?
No sé si es donde más cómodo me siento, porque quizá me gustaría pasar más desapercibido. Aunque aquí en España por suerte lo consigo más. Soy una persona a la que le gusta pasear por la calle mirando a la gente, y no que me estén mirando a mí. Entonces ya cuando no me puedo subir a un tren porque me están mirando es como que de alguna forma me cortan mi inspiración. Sí que extraño un poco esa parte. Además, soy muy amiguero y me gusta estar en la calle, con mis amigos, hacer actividades al aire libre, y no siempre lo puedes realizar como los demás. Es algo que igual viene en el combo de esta profesión, y hay que convivir con eso y llevarlo de la mejor manera. Trato de relajarme todo lo que puedo.
Sin embargo, otros se mueren por ser famosos (sobre todo en las redes sociales).
Sí. Yo quería ser actor, no ser famoso. Ser famoso puede ser una consecuencia de mi profesión. Tendré que convivir con ello.
¿Qué deseas en la actualidad?
Seguir creciendo, seguir trabajando, que me sigan llegando proyectos interesantes como ahora, y que cada vez más gente pueda conocer mi trabajo. A medida que pase el tiempo van a cambiar mis objetivos, pero siempre van a tener que ver con eso. Me gusta ponerme metas a corto plazo e ir cumpliéndolas. Y disfrutar el camino, porque si mi meta está muy lejos… Yo voy disfrutando de la aventura y voy encontrando mis momentos de felicidad.
Tus personajes encarnan un mundo duro. El que vivimos hoy no es fácil. ¿Un mensaje de esperanza que quieras enviar en estos tiempos extraños?
[Se queda pensativo un buen rato] No perder la esperanza y confiar. Parece una frase un poco hecha, pero si todos tratamos de ser mejores personas el mundo será distinto. Creo que es así en realidad. Si uno hace lo que tiene que hacer con mucha entrega tendremos una mejor convivencia con el otro. No nos olvidemos de las cuestiones más básicas, que son las que pueden construir un mundo mejor.
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