¿Te has encontrado también mucho peloteo?
Las únicas personas a las que yo les pido una crítica es a mi familia y a mi coach. Ajeno a eso, no. Tengo a mis amigos y a mi gente que la quiero mucho, pero en ese mundo yo les hago caso a ellos. Y el peloteo, pues como en tantas profesiones… siempre vas a encontrar gente de todo tipo y hay que intentar verla. Cuanta más gente conoces, más afinas el radar para identificar a este tipo de personas.
Eres joven, pero has hecho ya unas cuantas cosas. ¿Cuál dirías que ha sido tu mayor reto hasta ahora?
Jose, el personaje que hice en Instinto, sí que fue un reto muy grande como actor, porque era un niño con autismo. Me dio mucho miedo al principio, incluso pensé que era peligroso, pero terminó saliendo muy bien. Era un personaje que se escapaba totalmente de lo que soy yo. Suelo encontrar algo en cada personaje de lo que engancharme, pero con él me costó mucho más.
¿Es Castro muy distinto a Leo, tu personaje en Xtremo?
Muy distinto. Leo era más joven, un chico de calle. Castro es un hombre, más curtido, en los años 60… para mí es totalmente diferente. Con mi repre, lo que intentamos buscar es algo distinto, algo que no haya hecho, que sea un reto. Es lo que me mueve y lo que me encanta de esta profesión: el poder cambiar tanto de un proyecto a otro. En Holy Blood, la que he hecho después de Castro, vuelvo otra vez a ponerme en el papel de un niño muy pringado, un chaval de instituto que no tiene amigos… ese tipo de retos son los que hacen que se me encienda la llama.
CAMISA FENDI
PANTALÓN TOMMY HILFIGER
JOYAS TWO JEYS
GAFAS DAVID BECKHAM EYEWEAR
PIEL TRATADA CON KIELH’S
¿Eres seriéfilo?
Sí que lo soy. Pero es verdad que ahora estoy en un mood de peli. Había abandonado un poco ese mundo y ahora estoy volviendo a las películas, que son maravillosas. Con las series, eso sí, te da más tiempo a enamorarte de los personajes.
¿Te pasa eso a la hora de trabajar también, que te enamoras más de tus personajes de series que de películas?
Es un modo de trabajar muy distinto. Una película la ruedas en un par de meses y en ella tienes un arco de guion cerrado. En las series muchas veces te dan cuatro capítulos, y los otro cuatro te los entregan más adelante. Ahí no puedes crear un arco desde el comienzo, teniendo claro desde la primera escena cómo vas a terminar. Pero sí que hay más tiempo para explicar las cosas. Son dos mundos distintos.
¿Cómo es tu relación con tus seguidores a través de las redes sociales?
Es maravilloso tener a gente que vea tu trabajo y con quien puedas compartir todo lo que vas haciendo. Me parece una herramienta de trabajo brutal. Tengo feedback en general muy bueno, lo veo en los directos o en los mensajes directos que me llegan, en las respuestas a stories… Es precioso saber que ese público te ha visto en cada uno de tus trabajos, que va siguiendo lo que haces.
¿Te llega a agobiar en algún momento?
Es que mi vida personal no la pongo en redes sociales. Es muy poco lo que enseño ahí. Además de mis trabajos, publico cosas con las que disfruto: bailes, fotos de algún viaje… pero no soy de compartir muchas cosas. No me obligo a subir contenido cada cierto tiempo ni estoy revisando.
¿Ya de niño sabías que querías ser actor? ¿Quiénes eran tus referentes entonces?
Empecé muy pequeñito, con cinco años, en la serie Abuela de verano, y ya me gustó. Casi no sabía ni leer y ya estaba allí. Mi madre me cuenta que era el único sitio donde me podía tener quieto y concentrado. Era un niño muy movido. ¿Mis referentes? Para mí, Leonardo DiCaprio es el genio. Conecto mucho con él, con sus personajes, me ayuda con los personajes que he hecho… me parece el mejor. Y, de aquí, Javier Bardem (y Mario, por supuesto).