Así de rotundo se muestra y, desde luego, tener las cosas tan claras permite no vivir pendiente de la aprobación de otro. Cuando eres un actor de éxito y aterrizas en el sector editorial, lo único que te preocupa es salir airoso del binomio. Lo demás ya está superado.

Fotografías Romero De Luque
Entrevista de Manu Bermúdez

Pablo Rivero, actor y escritor, conoce lo que es estar interpretando el mismo papel en una serie de éxito durante muchos años. Algo que, a priori, parece imposible para un tipo inquieto que ha luchado por poder compaginar su trabajo en Cuéntame con teatro, películas y, ahora, también escribiendo novelas.

Pero no hay nada como, una vez superados los miedos de las aprobaciones externas, dar la vuelta a las cosas. Aprovechar la experiencia que da estar dentro de la industria de la interpretación tantos años para crear una especie de alter ego y situarlo como protagonista de una novela negra, la segunda que firma.

Una historia en la que un actor de éxito que interpreta a un asesino en una de las series de mayor longevidad y éxito de la tele, huye a una casa en las montañas para huir de la fama…

Sígue leyendo y encuentra las coincidencias.

Pablo Rivero presenta su segunda novela, Penitencia, en MADMENMAG ¡No te pierdas la entrevista!

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¡Hacía mucho que no hablábamos!

Estoy un poco missing. Me hice una casa a las afueras y me fui del centro. Tampoco me muevo mucho por eventos y cosas así… Últimamente estoy centrado en escribir y con una vida más tranquila.

Oye, pues qué maravilla que te pille una pandemia en un entorno más rural ¿No?

Lo más. Sigo en Madrid, en una urbanización, pero tengo una parcela con vistas al campo. Y además con todo al lado. Una maravilla, otro rollo. Te tiene que apetecer…

Ya vamos cumpliendo una edad que apetece más estar tranquilo.

(Risas) Absolutamente.

¿Cómo estás llevando el confinamiento, los cambios de fases,…?

A nivel personal he tenido la suerte de no tener casos directos de la enfermedad, eso ya es de agradecer. Y encima me ha pillado en unas circunstancias buenas, pudiendo respirar aire puro… Siendo un privilegiado.

Preocupado como todos, intentando hacer las cosas lo mejor que he podido y muy agradecido a todos los que se la han jugado en primera fila. La preocupación de qué pasará está ahí… Y el resquemor de que esto no se olvide pronto. Sin vivir en el drama pero tomando medidas para que esto sirva de algo a largo plazo. Que no nos vuelva a pillar, que somos muy dados a eso.

Tenemos las películas de ciencia ficción muy cerquita… Ya no parecen tan de ficción.

Pueden pasar muchas cosas. Esto porque nos ha pillado de cerca, pero podemos ver los tsunamis, terremotos… Lo viven otros, por ahora, y le quitamos importancia, pero ahí está. Este año ha habido inundaciones muy bestias. Si no es un virus es la naturaleza, el calentamiento global… ¡Son tantos avisos!… Y seguimos cometiendo errores. Por no hablar del panorama político. Ver quien se echa la mierda y quien lo hace peor.

¿La situación de la industria cómo la ves?

Ahora mismo estoy con proyectos de teatro, ficción y en el sector editorial. Con el teatro, obviamente, se ha parado todo. Nos han pedido posible fechas para terminar la gira de El sirviente, y por supuesto hay que tener un compromiso extra con eso. El sector lo va a pasar fatal. Hay un punto en el que no se entiende que se pueda viajar en avión todos pegados y no se pueda habilitar pases de teatro o de cine con más público. Lamentablemente ya de por sí no siempre se llenan. En la ficción me siento un poco protegido porque tengo la ventaja de que Cuéntame es un pilar fundamental, empezaremos a rodar después de verano.

Al final estos meses libre, que no contaba con ellos, me han servido para estar a punto de terminar el borrador de otra novela. Me ha venido muy bien en ese sentido. Necesitaba parar. Entre el teatro, el libro, la serie… El ritmo era agotador. Hay un punto en el que parar es necesario y esto nos ha obligado a todos. Pero tiene que ver, siempre, con el vivir en una situación privilegiada. Sobre todo tener capacidad económica para poder afrontarlo. No todo el mundo puede disfrutar de un parón con tanta tranquilidad y hay que sentirse afortunado. Eso es así.


«Hay un punto en el que parar es necesario y esto nos ha obligado a todos. Pero tiene que ver, siempre, con el vivir en una situación privilegiada. Sobre todo tener capacidad económica para poder afrontarlo».


Vamos a hablar un poco de Penitencia. Segunda novela así que entiendo que la experiencia de la primera fue positiva.

En No volveré a tener miedo tenía la historia clara pero tuve que aprender el oficio, que es mucho más que escribir. Fue muy duro. El tema de las correcciones, organizarlo… Penitencia, con eso ya aprendido, es más concreta, más clara. He puesto el mismo empeño en crear una estructura, propia de la novela negra, en la que cuando se empieza a contar la historia crees que ya lo sabes todo y en verdad no se está contando nada. Es un punto de arranque con giros, personajes, situaciones… Que ponen al límite y dejan con la boca abierta. La lectura creo que ha ganado agilidad y es más fácil que en la primera. Aunque es igual de siniestra y terrorífica, pero más comercial.

Siendo un actor conocido ¿Has notado prejuicios por meterte en la literatura?

¿Sabes lo que me pasa? En el fondo, mi vida ha sido siempre contar historias en forma de cortos, relatos,… Estudié periodismo y comunicación audiovisual. Pero con la literatura me dí cuenta de que me daba miedo no estar a la altura. Inconscientemente, aunque me apetecía, lo he estado evitando. Hasta que un día me di cuenta de que esos miedos me estaban frenando y lo vi absurdo. A partir de ahí me puse las pilas. En la editorial me dijeron que, aunque les gustaba el borrador, tenía que trabajarlo muchísimo. No me iban a regalar nada, y me alegro de que fuera así. He intentado ser honesto y humilde.

Para mi sorpresa la respuesta, una vez lanzada, fue muy buena. Las reseñas eran en general positivas, coincidían en que era una historia potente, con personajes bien construidos… Si noté que al final el de la literatura es un mundillo como el del cine. Hay un poco de mafia. Lo notas en las librerías, en cómo se colocan los libros. Hay libros que son una auténtica patata y, como te los ponen delante hasta la saciedad y los anuncian por megafonía, acabas comprándolos. En eso sí lo he notado. Pero bueno, también lo notará el autor que no tiene el reclamo que tengo yo. Al final me centro en el lujo que es poder hacer lo que me gusta. Es lo único importante.

¿El feedback de la gente lo notas positivo también?

Totalmente. Y me encanta que me lo digan. Fíjate que no me suele gustar que me paren o tener relación con la gente que ve la serie. Pero en este caso, como lo escribo para que llegue, me encanta. Lo que te decía, al final es el privilegio de poder hacer lo que te gusta…


«Al final el de la literatura es un mundillo como el del cine. Hay un poco de mafia».


Es una suerte y un privilegio, está claro…

El otro día lo hablaba con amigos y es así. Es una suerte, sobre todo, porque me salen solas las historias. Llevo toda la vida leyendo y viendo cosas. Al final mis juegos de pequeño son mis herramientas de mayor. Entonces ¿porqué no lo vas a hacer? ¿Porque alguien considere que como salgo en una serie no tengo el derecho de contar historias y no puedo escribir? Lo siento pero no.

Penitencia tiene un punto autobiográfico… El personaje protagonista es un poco tú ¿no?

A ver, lo que me ha pasado con las tres historias que he escrito es que parten de algo que me da miedo. De una historia o situación que vivo que me pone al límite o me hace tener emociones fuertes y que me provoca darle forma escribiéndolo. En No volverás a tener miedo fue oír un grito y pensar que a mis padres les estaban haciendo algo al otro lado del pasillo. En Penitencia ha sido la relación con una vecina que me hizo la vida imposible. Tú me conoces, soy un tío pacífico. Pues a esta vecina, si me la hubiera encontrado en la calle, la hubiera matado (risas). Notaba que escuchaba mis conversaciones, me regaba la terraza y me echaba cosas… Y a raíz de esto empecé a construir la historia.

Alguien que se compra una casa espectacular en el monte huyendo de “x” y, de repente, se encuentra con una serie de cosas que le ponen al límite… Entonces surge la pregunta, que yo considero fundamental: ¿Qué tengo yo especial para contar esta historia?. Y lo que podía darle al personaje para nutrirlo era contar lo que cuesta aceptarse a uno mismo. En la vida muchas veces estamos en la búsqueda de nuestra identidad, o repudiando una parte de lo que somos porque no queremos aceptarla pero siempre está presente.

He intentado jugar con el morbo de lo que yo conozco. Un actor que lleva muchos años interpretando a un asesino en una serie de éxito. Un personaje en el que todo el mundo le tiene encasillado y del que quiere huir. Me da pie a analizar la profesión, la hipocresía, cómo se rechazan o deciden proyectos, el uso de redes sociales, la relación con las agencias y las firmas… Y la fama. Estar obsesionado en que nadie sepa donde vives, mantener el anonimato pero, en ocasiones, usarla en tu beneficio para que te laman el culo. Reflejar como puedes pasarte el día renegando de la fama y utilizarla cuando te interesa.

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«¿Porque alguien considere que como salgo en una serie no tengo el derecho de contar historias y no puedo escribir? Lo siento pero no».


Hablando de la profesión ¿De todo este tiempo trabajando en la industria que dirías que es lo mejor y lo peor?

Lo positivo que saco de la profesión es que, al tener la suerte de contar con un comodín como Cuéntame, las cosas que acepto son para divertirme y quitarme la necesidad de aceptación, tanto de cara a la profesión como con el público. Los actores vivimos obsesionados con gustar y el respeto, sobre todo de cara a la propia industria. Y eso ya lo he perdido. Me interesa que mi trabajo guste al director y al productor que son los que me han contratado, el resto me da igual.

Lo negativo es que hay algo que es un poco injusto. El trabajo depende de muchas cosas que están fuera de tu alcance. Aunque seas la primera opción para un trabajo si resulta que tu compañera de rodaje mide 1,60 igual tu eres muy alto para estar al lado suyo ¿Sabes lo que quiero decir?. No depende de ti para nada. Hay tantos factores interviniéndo que es muy fácil quedarte fuera. O simplemente por fechas. Si estas en teatro de gira…

¿Alguna vez te ha dolido especialmente quedarte fuera de un proyecto por algo así?

Muchas veces. Sobre todo con teatro. Me hubiera flipado trabajar, por ejemplo, con Félix Sabroso en una obra de teatro que me ofrecieron hace mucho tiempo. Era con Antonia San Juan. No pude hacerla por las fechas, por no poderme comprometer a estar tanto tiempo con la obra. Y en cine es constante. No es fácil.

¿Te has planteado dejar de lado la interpretación para centrarte en la literatura?

Pues mira, no me lo he planteado. Creo que es muy pronto. Pero te digo que la satisfacción y el subidón que tengo al escribir y publicar no lo tengo cuando actúo. Eso es real.

¿Te hace sentir más realizado?

No lo sé. Supongo que hay una parte del proceso de interpretación que lo amas o lo detestas. Yo disfruto mucho de los ensayos, que cada vez se hacen menos… Pero las esperas, las recogidas, el que no haya tiempo, … Me desespero. Por eso cada vez me ha gustado más el teatro. El aquí y ahora. La comunión con el público, esa energía que llega. Y también la inmediatez. Que alguien te pare al salir y comentar la obra… Me encanta.

Con la literatura pasa un poco igual. Ahora escribo, voy viendo el proceso… Tengo el mapa, el puzzle… Y mientras voy llegando al final siento taquicardia. Es ese punto. El ponerlo en palabras, el ver lo que tienes en la cabeza escrito. No me pasa tan a menudo interpretando.

Así que entre el Goya y el Planeta ¿Con cuál te quedarías ahora mismo?

Los premios no me los creo. Sé como funcionan y no me fío de ellos, no los valoro. Quiero decir, valoro el trabajo y el esfuerzo. Y es evidente que la gente que está nominada ha hecho un buen trabajo. Si no caería por su propio peso. Antes sí. Soñaba con un Goya. Pero ahora mismo me fliparía mucho más hacer la versión audiovisual de mis libros o que fuera un best-seller. No por ganar dinero, que también, sino por llegar a mucha gente. Ahora mismo me gustaría ser más mediático por mi trabajo en literatura que como actor. Cada vez me supone más problema desplazarme para un rodaje, sobre todo si implicara salir fuera de España. Que no significa que no lo quisiera hacer, pero mis prioridades están en otra cosa. En estar conmigo, tranquilo…


«Ahora mismo me gustaría ser más mediático por mi trabajo en literatura que como actor».


Lo que te decía antes amigo, nos hacemos mayores.

Si, total.

Estar en casa, escribir… Me pasa igual y me sorprende.

Es que ahora es mi sueño. Estar en casa, trabajar desde aquí tranquilo, … Y luego saber que hay gente que le interesa lo que haces. Es una maravilla.

Pues que sigas muy tranquilo y haciendo buenas historias. Y mucho éxito con Penitencia.

¡Muchas gracias! Nos veremos cuando pase todo esto…

¿Te ha gustado esta entrevista con Pablo Rivero? No te pierdas la que hemos publicado con Okuda, el artista contemporáneo español que colorea el mundo.

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