Un estudio reciente ha revelado que el 80% de los niños de entre 8 y 16 años dice que quiere ser influencer o creador de contenido de mayor. ¿Qué le diríais a esos niños?
Peldanyos: Lo fácil aquí es dar el discurso de ‘adelante y creed vosotros’, que está bien, pero es como cuando antes todos los niños querían ser futbolistas. Está bien que quieras ser futbolista y que lo tengas como una idea, porque es una profesión que puede llegar a ser muy bonita, pero realmente tienes que descubrir si te va a gustar. Mucha gente quiere ser creador de contenido porque ve los incentivos que hay detrás de serlo; eventos, fiestas… Es un caramelo muy atractivo, pero realmente yo les invitaría a reflexionar y a descubrir qué es lo que a realmente les gusta del trabajo. Hay que saber si algo te gusta o si te estás dejando llevar por los cantos de sirena que rodean este mundo, que tiene muchas cosas positivas, pero también esconde otras bastante jodidas.
Misho Amoli: Es complicado, porque nosotros somos parte del boom de la segunda generación de influencers, y empezamos a hacer contenido porque nos gustaba de verdad; a mí siempre me han gustado las redes sociales y hacer mis cosas ahí. Pero nunca empecé pensando en si podía ganar dinero con ello, es algo que no se me pasó por la cabeza, porque simplemente me gustaba hacer contenido. Ahora que se está profesionalizado, tengo ese miedo; que la gente solo lo haga por el dinero y no por la profesión.


Es decir, que el incentivo debe ser la el trabajo en sí más que los resultados
Peldanyos: Si empiezas pensando ‘buah, qué vidorra la del creador de contenido’, tienes más interés en la recompensa que en crear comunidad, que al final es de lo que vives en esta profesión si te va bien. De hecho, la gente que se hace viral últimamente en Tiktok son las personas más desinteresadas en triunfar. Simplemente hacen algo y lo comparten, y esa naturalidad es clave.
Es importante que la gente explore sus gustos. A mí me costó darme cuenta de lo que me gustaba; estudié la carrera de Ingeniería Industrial y ojalá no vuelva a trabajar de ello. Es una carrera muy cualificada, pero simplemente no me gustaba, mientras que tenía compañeros a los que les encantaba y que llegarán muy lejos, porque les mola y pueden echar horas infinitas con placer, y a raíz de eso vendrán los beneficios y los frutos.
¿Y cómo es el día a día de un creador de contenido? Porque otro punto importante en vuestro trabajo es que no existe esa rutina asentada, y eso puede ser complicado
Peldanyos: El ser humano, por defecto, necesita una rutina para poder estar mentalmente estable, y aquí es muy complicado tenerla. Todo es una amalgama continua en la que de lunes a domingo los días son indiferentes, con lunes muy tranquilos y domingos muy liados. Es una especie de albóndiga en la que el trabajo y el descanso no están separados y delimitados. Y parece una tontería, pero las personas necesitan tener sus horarios y sus tiempos. Insisto, es un trabajo privilegiado, pero también es un curro en el que no distingues bien ocio, descanso y trabajo, y eso te pone en una situación de hipervigilancia en la que nunca llegas a estar completamente descansado ni completamente activo.


Misho Amoli: Se ve la parte buena, que es la que se comparte. Me levanto y voy a un evento, después grabo… Pero lo cierto es que el horario es infinito, porque nunca se descansa de pensar en grabar contenido. También es un día a día de cumplir, todo el rato, con firmas, marcas, equipos grandes en los que solo se pueden hacer cosas en un día determinado… Y eso puede ser duro, porque, por ejemplo, yo hago mucho más contenido cuando estoy feliz, y cuando no lo estoy se nota porque aparezco mucho menos en redes, con menos ganas. Imagínate ponerte un horario con esa forma de producir; a las 8:00 de la mañana empezar a ser divertido y creativo.
Una parte fundamental de vuestro trabajo es vuestra exposición constante a los haters. Detrás de una pantalla la gente suele tomarse más libertad de hacer comentarios hirientes. ¿Cómo gestionáis esto para que no os afecte?
Misho Amoli: Yo soy en redes igual que en la vida real, y habrá gente a la que caeré mal por alguna razón; por mis tatuajes, por cómo visto, por cómo hablo…Por lo que sea. Entiendo que muchas veces que no le caiga bien a alguien, porque igualmente a mí hay gente que tampoco me cae bien, aunque no me metería en Internet a insultarle, pero también creo que son personas jodidas que necesitan pagarlo con alguien. El 99% de las personas que nos comentan nos quieren mucho, o es lo que yo veo. Quizás hay un comentario de un hater, pero hay otros miles hablando de cosas buenas. A todos nos pasa eso de fijarnos en el malo, pero hay que intentar no prestarle tanta atención y fijarse en toda la gente que te dice cosas buenas.
Peldanyos: A mí sí me afecta, y muchas veces no soy capaz de poner una barrera. A nivel estadístico es normal que no le caigas bien a mucha gente. En mi colegio había una chica a la que le caía mal, aunque nunca había hablado con ella. Un día le pregunté y me dijo ‘es que no te aguanto porque sí, me caes mal’. Me lo dijo de una manera tan cruda y tan sincera, que es cuando entendí que no podía caerle bien a todo el mundo. A veces, me lo sigo tomando bastante a pecho, porque soy una persona a la que le gusta mucho hablar, reflexionar y llegar a puntos de entendimiento en común. Cuando veo odio indiscriminado e irracional, choca contra mi cabeza y necesito resolver ese puzzle. A veces depende de cómo tenga el humor, pero en general aprendes a vivir con ello.
