Un cambio de tercio. Pitingo vuelve a las raíces de su ser, a su cuna artística. El flamenco, del que dice no haberse separado nunca, vuelve a ser el protagonista de su último trabajo. Atrás quedan grandes éxitos, como su archiconocida versión del clásico “Killing me softly”. Su voz, aguda y vibrante, se pierde por bulerías, seguidillas y fandangos…

Nos encontramos con Antonio, porque ése es su nombre, en uno de lo rincones con más historia de la capital: el Corral de la Morería, el tablao más famoso del mundo (y por el que más famosos han pasado). Es el escenario perfecto para enmarcar una sesión de fotos en la que todo sabe a flamenco.

Hablamos de las colaboraciones de lujo con las que ha contado en esta nueva etapa, del amor incondicional que siente por su gente, su familia y sus amigos más cercanos. Hablamos, también, de los puristas, aquellos que en algún momento lo señalaron como el “gitano moderno” que mezclaba jazz con bulerías, y de lo poco que le importa a él lo que hablen. De sus pasiones y de sus sueños… De todo eso conversamos mientras realizamos una sesión de fotos, frente al objetivo de Juan Pablo Santamaría, en una mañana con mucho arte.

Te invitamos a disfrutar de la entrevista que surgió entre lienzos de matadores, bailaoras y guitarras. A nuestra derecha está la barra donde Frank Sinatra abofeteó a Ava Gardner por su beso furtivo con Dominguín. Bajo nuestros pies el escenario que vivió el estreno del famoso “Entre dos aguas” del maestro Paco de Lucía. Estamos en un museo con un artista único… No te lo pierdas.

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CON PITINGO