Una buena copa de balón, el sonido de los hielos al caer dentro del vaso, un chorro de lo que sea y otro poco de lo que gustes… Entonces, en plena exaltación de camadería, levantas el brazo y… ¡brindas! Después de tantos y tantos brindis, ya va siendo hora de que, al menos, sepas porqué.
El arte de brindar trasciende fronteras, es tan popular ahora como lo fue en la antigüedad y ha prevalecido en miles de culturas. Explicado simplemente, un brindis es el llamado a beber en honor a una persona o un concepto, como buena salud o el amor.
El brindis moderno se origino en el s XVI
El término ‘brindis’ se utilizó por primera vez a mediados del siglo XVI, cuando las tropas de Carlos V, emperador del Imperio Romano-germánico, tomaron y saquearon Roma.
La sangrienta entrada a la ciudad y las muertes que ocasionó fueron justificadas como un designio de Dios por el bien de la cristiandad. Por ello, los jefes militares llenaron sus copas de vino, las alzaron al frente y dijeron: «bring dir’s», que significa «yo te lo ofrezco» en alemán. Luego la palabra se castellanizó.
Brindar es un signo de confianza
Sin embargo, el acto de brindar se caracteriza también por el clásico choque de copas. Costumbre que nació mucho antes, en la antigua Grecia, y que era una muestra de confianza del anfitrión hacia sus invitados. En esa época la forma más común de eliminar enemigos era envenenándolos con un trago. Reinaba la desconfianza y no bastaba con que el anfitrión levantara la copa y la ofreciera. Por ello, se hizo popular el choque, ya que se salpicaba el líquido y se mezclaba el contenido de ambas copas.
El brindis era usado para llamar la atención
Otra de las cosas que rodea el brindis es el hábito de golpear la copa para llamar la atención antes de iniciar el discurso. Esto procede de la época greco-romana, donde las fiestas, banquetes o bacanales eran tan multitudinarios que para concentrar la atención en medio del bullicio se necesitaba un sonido grave.
Ahora que ya sabes porqué lo haces… ¡hazlo con más ganas!