En las fotos para MADMENMAG veréis que Sandra Barneda sale vestida con traje de hombre y con traje de mujer, pero lejos de querer jugar a un Victor/Victoria ambiguo, o a hacer un discurso sobre la guerra de los sexos, Sandra habla desde la libertad de hacer o vestir como uno quiera. Que lleve un “power suit” (traje poderoso de ejecutivo) no significa que ella crea que para ser una mujer empoderada haya que vestir con ropa de hombre o llevando elementos de ropa de lo que se considera como el universo masculino. “Cada una es libre de vestirse como quiera para sentirse sexy o fuerte. El sexy lo llevas por dentro, no tiene nada que ver con la ropa. Puedes llevar falda tubo, traje masculino, maquillarte o no, peinarte o no, lo que tu consideres, lo importante es cómo te sientes tú y que seas libre.”
Vestido INMACULADA GARCÍA / Joyas SUAREZ / Calzado DIOR
La libertad es una palabra que Sandra Barneda utiliza mucho, como si fuera su nuevo leit motiv. Apunta a que “muchas veces creemos que somos libres y que nuestras decisiones son nuestras y tomadas libremente, pero la verdad es que alguien o algo nos ha encaminado hacia ellas. Si haces una búsqueda en Google y un amigo tuyo hace la misma búsqueda, os salen resultados diferentes. Todo el rato nos están sugiriendo cosas, y al final igual no eres tan libre como crees”.
Las nuevas generaciones lo tienen crudo, pues. Los Millennial, los Zennials, los digital native que nacen casi dentro de internet. Sandra Barneda dice que lleva tiempo observando estas nuevas generaciones que visten como quieren y que las ve mucho más libres o liberadas que las anteriores. “Este año en ARCO había chicos con faldas, incluso maquillados, con el pelo de colores,” y esto le fascina. ¿Lo definiría como genderless, este nuevo término que se ha puesto ahora tan de moda? “Sí, sin genero, que no importa como vistas, falda, pantalón” o falda pantalón, da igual, admitimos todo, y amamos la versatilidad.
Blazer y pantalón DSQUARED 2 / Underwear ERES PARIS / Calzado DIOR
Hablando de gente versátil, apunto que no hay persona más versátil que la misma Sandra, que igual te entrevista a un político en una mesa redonda como te presenta un concurso reality en un plató en directo. “Soy una persona muy inquieta e hiperactiva,” sentencia. Ella lee de todo y sobre todo. Pero admite que a veces se tiene que poner al día, tampoco iba a ser Wonderwoman. “Si tengo que hacer un programa con gente del corazón, entonces me empapo bien todo antes, quién es cada uno, porque quizás, de todo, esto es de lo que menos sé, pero lo hago encantada”. Lo que no sabemos es cuándo tiene tiempo para hacerlo todo. Pero me asegura que siempre encuentra tiempo para sentarse a escribir porque le apasiona “para mí es como hacer terapia, es una vía de escape. Me gusta todo el proceso que conlleva, desde la investigación previa, el estudio que haces antes y hasta el sentarse a escribir”. Pero si como buena periodista y escritora, es muy buena escribiendo, lo que todavía no domina al cien por cien es el lenguaje de los emoticonos. “A veces no entiendo lo que me están diciendo en el Whatsapp. Creo que usamos y abusamos de los emoticonos para no escribir y para no sentir. A veces me mandan arco iris y unicornios yo hago la prueba y contesto cualquier cosa y da igual, y me vuelven a mandar unicornios,” dice riendo. Yo asiento. Es que yo mando muchos unicornios, pero hago una nota mental de no mandárselos nunca a Sandra. Mi aportación fue que, como dice un amigo mio, una sevillana mal puesta puede acabar una relación.
Todo esto, que os cuento y todos los entrecomillados de Sandra Barneda, os lo cuento desde la memoria… menos mal que la tengo buena, y es que por mucho que haya activado el modo avión, tengo exactamente 29 minutos y 41 segundos de silencio grabados en mi iPhone. No lo sé explicar. Eso me pasa por lista y por querer ir de Millennial. La próxima vez llevo mi grabadora de cassette de toda la vida.
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