Los cuentos de hadas tienen moralejas. ¿Cuál ha sido vuestro mayor aprendizaje en los últimos años?
SY: Tiene mucho que ver con el nombre de mi álbum, Dharma. Significa aceptar la realidad, vivir en el presente y vivir tu destino, seguir tu camino. La única forma de hacerlo es soltando las expectativas y los miedos, y te entregas al amor. Cuando vibras en el amor la vida fluye y no anticipas la felicidad ni la tristeza, sino que estás presente en el momento.
MC: Que lo más importante es tu núcleo familiar y amistoso. He dedicado demasiado tiempo a trabajar. Desde 2016 que me fichó Netflix no he parado de trabajar. Ahora he aprendido a dedicarme a mí: sentirme bien, hacer ejercicio, leer, viajar, estar con mis amigos, ir al cine… Lo había perdido por la ambición de abrirme un nombre en el mercado. Este año me he dado cuenta de que lo más importante es lo personal, tu vida de pareja, hijos, hermanos, amigos… ¡De estar con mis perros! En lo profesional, lo que más he aprendido es que nada es tan importante. Yo amo mi trabajo, pero no le estamos curando el cáncer a nadie. Le estamos dando entretenimiento, diversión y a lo mejor hasta reflexión al público, pero veo a los sanitarios y lo que está sucediendo con la pandemia y me digo: ‘a ver, pongamos las cosas en su debida proporción’. Lo nuestro es muy divertido, muy agradecido y muy gustoso, pero hay sectores que tenemos que apoyar más. Como la salud.
¿Cómo describiríais cada uno el trabajo del otro?
SY: Él es genial. Tiene ideas que a veces nadie las entiende al principio, pero él tiene su visión, las lleva a cabo y las terminas entendiendo. También entiendes el porqué quería que una escena fuese de una forma específica. Todos los textos están muy bien conectados, y es una serie que como la historia es tan extraña y divertida, va a estar buena para que la gente la vea varias veces. Cada vez agarrarán más detalles. Manolo tiene las ideas muy claras, pero no viene a imponer. Sabe explicarse muy bien y te deja hacer y fluir. No se queda grabando la escena cien veces, sino que está enamorado de las emociones más espontáneas.
MC: Desde que Sebastián llegó a mi vida hemos tenido una relación casi de hermandad. Nos buscamos mucho para darnos consejo. Él se ha comprometido mucho con toda la historia y su proceso, con venirse a España a prepararse como actor… Lo que más me impresiona de él es cómo, perteneciendo a una generación que ha sido señalada como que no le interesa tanto prepararse y aprender de los demás, no es así. Es un chavo que siempre está preguntándote cómo hacerlo mejor, o pidiéndote referencias, libros, películas… Eso me parecía muy generoso. Él estaba rodando la serie mientras tenía una agenda muy complicada. Era abrumador, pero él siempre estaba ahí. De repente lo veías con Rossy de Palma preguntándole por sus películas o por cómo empezó. Eso es maravilloso y habla mucho de una persona. Le va como le va por una razón.