Por lo que cuentas, la historia recuerda un poco a Sleepy Hollow, la historia en la que Ichabod Crane llega a un pueblo donde todo son supersticiones. Y él, que es muy racional, termina incluso encontrando espejos de sí mismo en todo aquello.

Es curioso, porque yo pensé mucho en Sleepy Hollow cuando estábamos rodando, por las carrozas románticas que había. Es verdad que el relato no es tan gótico, pero la trama sí tiene que ver. Ese personaje me encantó, tiene una parte casi cómica. Mi interpretación es que ese tipo de personajes son tan escépticos para tapar algo muy relacionado con ese mundo. Quizá a veces somos de una manera hacia fuera porque estamos negando una realidad.

¿Tú personalmente eres más racional o más espiritual?

Bueno, yo como ves intento explicarme todo, reflexionar sobre las cosas, tenerlo todo muy claro… Pero también me tira mucho el mundo gallego, las meigas… Es un mundo que me apasiona. Pienso en mi abuela y creo que tiene una forma de conocimiento, el estar reflexionando con otro mundo, no necesariamente el cristianismo. Mi abuela es una persona muy creyente. El tener una parte espiritual que alimentar y, en mi caso como actor reflexionar, me parece que es muy humano. Yo creo que tengo las dos cosas. Soy un escéptico, pero intento probar las cosas que se salen del pensamiento común; a veces solo para ver que no son ciertas. Si alguien me habla de que una persona te puede adivinar el futuro, soy capaz de ir hasta allí solo para ver si me convence. A los que nos apasiona el cine y tal es porque nos gusta no tenerlo todo súper claro. Son formas de elucubrar.


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Has mencionado algo muy interesante, que es la galleguidad. Es algo que está muy presente en tu filmografía. Parece que con la pandemia se ha recuperado lo local, la importancia de lo cercano, después de un tiempo mirando lejos. ¿Cómo has llevado tú esto?

Yo llevo ya 15 años en Madrid, y cada vez me reconozco más gallego. Mis raíces es algo que tengo muy presente. Creo mucho en lo genuino de cada persona. La descentralización, el hecho de que no todo suceda en Madrid, creo que tiene que ver con que lo íntimo nos interesa. A mí me resulta muy difícil trabajar desde algo con lo que no tenga una intimidad. Supongo que el mundo gallego es una experiencia que yo conozco y con la que me siento a gusto. Ahí encuentras una fuente de conocimiento. Con el cuidado de lo cercano estamos recordando quiénes somos, es volvernos a explicar, reencontrarnos. Al final creo que el arte es para eso, y con esto que ha pasado lo hemos necesitado más que nunca. A mí con la pandemia me ha sucedido lo de entrar en crisis (desde un lugar afortunado), porque me ha hecho pensar si mi trabajo es realmente relevante, porque no somos médicos ni nadie que sea fundamental. Pero, al mismo tiempo, pienso que tampoco me gustaría vivir sin cultura. No me imagino un mundo sin eso.

¿Cuál es tu palabra favorita en gallego?

Hay palabras preciosas, pero yo me identifico mucho con la morriña. Me parece un término que tiene mucha sonoridad, que suena mucho como lo que es. Y es algo que identifica todo el mundo.

Hablando de Galicia, ¿qué piensas de tu trabajo en Mar adentro ahora que ha pasado tanto tiempo?

Pues me sacas una sonrisa. Para mí, Mar adentro fue un regalo, una experiencia. Guardo algo muy íntimo con ese trabajo. A mí me abrió las puertas de toda una profesión. Muchas de las decisiones que he tomado no sé si las hubiera llevado a cabo sin esa película, la verdad. Creo que jugó a favor también una cierta inconsciencia. Yo ahora soy muy consciente de mi trabajo como actor, y he estudiado mucho. Pero en esa película fue como un juego. Creo que eso fue algo muy a favor. Todos los actores teníamos algo que aportar, y creo que en mi caso fue el desconocimiento. El cine se me abrió ahí, y conocí a personas como Javier Bardem. Para mí es como si fuese ayer, con todo lo que hemos cambiado.

¡Más entrevista con Tamar Novas y más fotos en la siguiente página!