Para Mario Vaquerizo la mayor parte de las cosas que le han pasado en la vida han llegado así, sin pretenderlas. Y sin querer, pero disfrutándolo, se ha convertido en uno de los personajes más conocidos de nuestro país por sus muchas facetas como showman.

Una de ellas, la del Mario Vaquerizo actor, ese que nunca imaginó que podría llegar a ser, está a punto de dar un paso más con el estreno de La última tourné en el Teatro Calderón. Una obra de teatro que promete llenarnos de optimismo hasta que la realidad nos permita, como a el le gusta, ser positivos, darnos besos, abrazos y dejarnos de la estupidez de chocar el codo. ¿Pero qué clase de chorrada es esa?

De la pandemia lo que más aborrece, además de lo obvio, son los cambios en las pautas de comportamientos, porque él es muy tocón. También echará de menos las fotos con los fans al salir del teatro y reconoce que le da que pensar el hecho de que en el teatro haya restricciones mientras en los aviones se pueden llenar todos los asientos. ¿Descubrimientos en estos tiempos raros? La primera, descubrir que tiene «el coño muy grande» cuando se le imponen cosas; La segunda, descubrir que es menos egoísta de lo que creía; Y, la tercera, confirmar que es un afortunado que ha vivido todo esto con mucha salud y teniendo varios pisos en el mismo edificio para, al menos, ir cambiando de vistas.

Todo esto, y mucho más, nos lo cuenta en esta entrevista ¿Te lo vas a perder?

Fotografía de Jau Fornés
Entrevista de Manu Bermúdez

Entrevistamos a Mario Vaquerizo

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Poder sacar adelante un proyecto en este momento es para dar la enhorabuena.

Sobre todo las enhorabuenas para el productor. Es un esfuerzo muy grande. Y para nosotros también, por supuesto. Estrenar en Madrid y en el Teatro Calderón es algo muy grande. La época de la que hablamos en la obra es cuando estaba en pleno apogeo este teatro, ellos eran quienes acogían la revista. Suena a tópico decirlo pero en el caso de Olvido y de mí, el teatro nunca fue una prioridad ni pensábamos que podíamos hacerlo, pero nos ha picado. Eso de que es adictivo lleva mucha razón.

Al final es un escenario. Y a eso estáis muy acostumbrados.

Si, total. Tiene mucho que ver con los conciertos. Son momentos únicos con una magia que no tiene la televisión, por ejemplo. Queda ahí y en ese momento y eso es muy total. Hombre, con la diferencia de que en los conciertos pues hacemos un poco lo que nos da la gana y aquí hay que someterse a la disciplina de un guion. Pero bueno, nos ha llegado la oportunidad y nos ha enganchado un montón.

Una gira con esta compañía tiene pinta, por lo menos, de divertida.

Hombre pues imagínate. Cogemos la NancyFurgo y nos metemos todas con los perros de Bibiana, los de Manuel, y allí vamos parando en las gasolineras y cuando llegamos a los sitios a hacer un poco de turisteo todas juntas. Maravilla.

Lo de trabajar con tu grupo de amigos ayuda ¿no?

Hay amigos con los que no trabajaría, también te lo digo. Pero con ellos, que ya lo éramos, nos hemos unido más en estos cuatro años que llevamos en el teatro. Y porque todos tenemos la misma forma de afrontar el trabajo, eso lo hace fácil.

¿Y lo de trabajar siempre con tu pareja?

Para que te hagas una idea es la primera vez que no discuto con Olvido. A ver cómo te lo explico. Que nosotros tenemos una relación muy establecida, yo soy su manager y nos llevamos bien, pero es cierto que a veces pensamos distinto y eso crea choques. En este caso yo me he adaptado a la forma de trabajar de Olvido. Es decir, ser muy metódico. Sin dejar de ser yo, pero muy disciplinado. Y ella está feliz, claro.

Bueno, entonces no has discutido por eso mismo.

Claro, me di cuenta de que el ensayo es muy importante, que nunca lo había hecho. Memorizar el texto tampoco lo había hecho. Es que a mí normalmente me piden que sea Mario Vaquerizo, no hago ningún papel más que ser yo para lo bueno y para lo malo. Pero aquí no. Aquí hay que someterse a un texto y no hay que improvisar nada. La gente tiene que ver a Enzo, no a Mario. Y eso requiere mucha constancia, mucho ensayo diario con Olvido…

¿El ritmo del teatro que tal lo llevas?

Pues la verdad que genial porque empieza muy pronto y eso nos ha venido genial a nivel de pareja, tenemos más tiempo para estar juntos. En los conciertos actúas, terminas a las tantas y te tienes que marchar para otro sitio rápido. Aquí por ejemplo tienes seis días de función en San Sebastián y empiezas a las 7 o 8 de la tarde. A las 10 ya estás cenando con los amigos y te puedes acostar pronto para irte al día siguiente a hacer un poco de turisteo, a ver los mercadillos que nos gustan tanto a nosotros ¿sabes?

Suena bastante idílico

También te digo que cuando uno tiene un día malo, como ya nos conocemos, no nos hacemos caso y listo. Y así todos contentos. La verdad es que está genial. Aunque tampoco significa que no te lo tomes en serio por ser algo entre amigos. Tienes una responsabilidad ante la gente que está pagando una entrada por verte. Pero bueno, también la tengo en un concierto o en un programa de televisión.

Supongo que, en este caso, como tampoco tienes pretensiones de ser actor si no que es una faceta más de tu vida artística, no te meterás mucha presión ¿No?

Muy bien dicho. Exacto. Es que nunca lo he pretendido, pero como muchas cosas que me han pasado en la vida ¿eh?. Tampoco pretendí hacer un reality. Me gustaba el formato, no me costaba ningún trabajo hacerlo y, adelante. Y con el teatro igual. Félix Sabroso nos propuso hacer unas funciones durante unas navidades y, cariño, nos encantó la experiencia. De hecho nos viene genial porque los conciertos se suelen terminar en octubre, porque son cosas muy de verano.

Pues no paráis

Al final cuando te gusta mucho tu trabajo lo haces si parar. De domingo a domingo, como Belinda Washington (risas). Eso hace que tampoco sufras porque el trabajo no supone ningún esfuerzo.

La última tourné, además, está muy dentro de vuestro universo. Tanto a nivel estético como de temática.

Totalmente, por eso te digo que lo que más ilusión me hace es debutar en el Calderón. Si hubiera sido en uno más moderno me hubiera hecho menos ilusión, pero este es el de toda la vida. Allí se hacían las «variedades» durante los 60 y 70, una fantasía.

Mi personaje es Enzo Marini, un coreógrafo que ha estado trabajando, eso dice el, con los mejores coreógrafos de los años 70. Giorgio Aresu, y todos los italianos que hacían todo en esa época. Aunque en realidad se llama Lorenzo y es de Albacete. Muy divertido.

Y además los compañeros formaron parte de esa época, hicieron revista. Manuel era bailarín en los espectáculos de Raúl Sender, trabajó también con Concha Velasco… Bibiana tenía su propio espectáculo, «Una noche con Bibi», donde sacaba una pantera negra. Todo ese tipo de espectáculos que han desparecido y que estamos notando que a la gente joven también le gusta ese rollo. Es recuperarlo y eso es un poco lo que les pasa a los personajes en esta obra, que ven que su mundo está un poco en desaparición y eso se lleva un poco mal.

¿De cara a la nueva normalidad cómo se está organizando para que sea seguro?

Pues siguiendo la normativa y la ley. Con todas las pautas de protocolo de sanidad. Eso también es un riesgo que asume el productor y que es de agradecer. Porque el teatro podría estar lleno pero por medidas de seguridad pues se reduce el aforo con todo lo que eso implica. Básicamente pasta, lo que se deja de ganar. Pero él es un tío que ama el teatro y ha decidido apostar.

A mí hay una cosa que me da mucha rabia, que ya me han dicho que no puedo hacer. No podemos hacernos fotos con la gente a la salida del show. Y eso me da mucha rabia. Porque yo como fan si voy a ver a alguien que me gusta me quiero hacer una foto ¿sabes? Pero no hay otra. Cuando todo esto pase pues nos quitaremos esa espinita. No podemos hacer otra cosa. Da pena ver el cambio de pautas de comportamiento que nos ha impuesto este virus. Yo soy mucho de abrazar y besar pero no de dar el codo, que me parece un absurdo. Pero es que hay que hacerlo así. Hay que ser positivo y pensar que todo esto va a pasar.

Lo más difícil, al menos para mí, es lidiar con la incertidumbre. No saber nada de lo que puede pasar es complicado.

Totalmente, un horror. Estamos todos como despistados. La incertidumbre genera malestar, hace que te pongas irascible… A mí si me dicen «Tienes que estar dos años así». Pues ya está chica, te haces a la idea y para delante. Pero es que me niego a parar, creo que no hay que hacerlo. Hay que seguir adelante, con precaución pero sin parar la maquinaria.

¿Cómo has llevado tu el estar encerrado en casa?

Pues los primeros días lo veía como algo muy excéntrico e incluso gracioso. Te pones a organizar cosas, a hacer cosas pendientes,… Todo como muy positivo. Pero llega un momento que siendo impuesto deja de tener gracia. Te pones triste. Yo, por ejemplo, no soportaba ver la Gran Vía sin vida. Un día bajé a la compra y al ver la calle tan vacía me puse a llorar. Quizá no soy tan fuerte como yo me creo.

Aunque ahora sé que tengo mucho coño. Es decir que a mí las cosas si me las imponen me rebelo, yo pensaba que era más dócil en eso. Aunque también te digo que soy un afortunado porque en el mismo edificio tengo tres casas. Entonces si un día estaba un poco más tristón pues me subía arriba para no dar el coñazo a Olvido.

¡Ah! Y también he aprendido que soy más solidario de lo que yo pensaba. Siempre me he considerado una persona egoísta, porque lo soy, pero me he dado cuenta de que me importa la gente mucho más de lo que creía. Hay gente que lo está pasando muy mal, nosotros somos excepciones. Eso es un verdadero problema.

Nos ha puesto más en la cara que es muy importante lo que suceda a nuestro alrededor, no solo en nuestro entorno.

Claro, pensábamos que este tipo de virus no nos iban a llegar nunca. Sin caer en teorías conspirativas, aunque cada uno tiene derecho a pensar lo que quiera, pensaba que eso no pasaba. Es como vivir una película. Una cosa rara que poco a poco va remitiendo pero si es cierto que la gente ha cambiado un poco, y eso me da mucha rabia. Pero hay que ser positivo. Esto pasará y aguantaremos.

El teatro cumple un poco esa misión ¿no? La cultura en general. Dar ánimo y despejar la cabeza.

Si, aquí venimos a entretener. Somos entretenedoras, como digo yo. Lo mismo en el teatro, que en un concierto en la tele o en la radio. Hacer pasar un buen rato.

Sin embargo parece que es un sector bastante olvidado, o al menos eso reclama la industria.

Bueno, sin querer meterme en movidas, no veo normal que pongan medidas tan restrictivas en el teatro o el cine cuando los aviones van llenos. Vamos a ver, tenemos que apoyar todo y favorecer que se muevan todos los sectores. Porque cuanto más se mueva todo mejor nos va a ir. Tampoco quiero ser victimista, por que mi caso no es así, pero entiendo que hay gente de la profesión que lo está pasando mal y lo necesita.

Esperemos que la situación vaya mejorando y, sobre todo, que la gente pueda desconectar y pasar un buen rato viendo La última tourné.

Claro. ¡Un abrazo enorme y vente tu también a vernos!

No te pierdas La última tourné con Mario Vaquerizo, Olvido Gara, Bibiana Fernández y Manuel Bandera en el Teatro Calderón a partir del día 21 de octubre. Compra aquí tus entradas.

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