¿Hay algún director o directora del que te llega una oferta y dices sí sin pestañear?
Bastantes. Los Cohen, Spielberg, con Carla Simón me iría de cabeza, Isabel Coixet , Alejandro Amenabar, Pedro Almodovar, trabajar con Rodrigo Sorogoyen me encantaría, con Meden, con los directores de ‘La trinchera infinita’…
Tengo la impresión de que eres famoso pero no tipo los actores de Élite, ¿verdad?
No me imagino llevar un nivel de fama como los de ‘Élite’. No me siento cómodo a la hora de sentirme observado y expuesto. En mi vida soy muy tímido, pero me he acostumbrado al contacto, porque no he tenido ninguna situación desagradable. ‘Mar Adentro’ me pilló en plena adolescencia, y es cierto que esa atención me chocaba más, pero viendo todo ahora con perspectiva, se me podía haber ido la olla o aborrecer la exposición. Sin embargo, al haber vuelto a estudiar y tomarme todo con calma, no ha sido así.
Empezaste casi por casualidad, sin un casting de por medio, y Mar Adentro te llegó por una llamada al teléfono fijo. ¿Dirías que estabas predestinado a ser actor o eres menos místico en esto?
Quiero pensar que si no me hubiera llegado, habría querido dedicarme a esto. Estoy contento con tener esta profesión, pues lo siento como algo vocacional porque lo he vivido y quiero dedicarme a ello. Me habría gustado ser músico, es algo que de pequeño me ha interesado, pero siempre había algo artístico en lo que he querido ser.
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Curiosidad: ¿el Goya lo tienes casi expuesto, en una vitrina como un jarrón más o en el baño?
Jo, pues ahora que me doy cuenta, me he mudado y veo que está algo expuesto, pero es que es un motivo de orgullo… ¿No? Me trae grandes recuerdos.
Cuál de todos los papeles de que has interpretado es más Tamar Novas.
Siempre actuamos, porque al final aunque un papel se parezca a ti es en realidad ficción, pero es verdad que hay algunos papeles que te dejan un poso mayor. No es porque seas tú mismo o porque el papel se parezca más a tí, sino que es porque determinado papel tiene algo que a ti te interesa expresar. En ‘Salta’ había algo, desde que leí el guión, primario que quería tratar. Me acuerdo que ‘Mar adentro’ fue una experiencia para mí, ‘El viaje a ninguna parte’ era sobre la vida de un grupo de actores al que llega desde Madrid un chaval gallego para conocer a su padre y pasa a formar parte de la compañía de titiriteros… Eso te deja un poso y un aprendizaje. O incluso ‘Cuerpo abierto’ fue una experiencia que necesitaba en mi vida. Había una relación con el más allá y con el sentido de la vida, había una búsqueda con la que me identificaba mucho
Hablando del más allá… ¿Podemos por favor hablar de los ovnis, ese tema que antes hemos tocado de soslayo?
Estamos tan habituados a la ciencia ficción que nos impresiona más el día a día que esos escenarios. A mi me ha resultado curioso que no se haya parado el tiempo con la noticia, pero entiendo que es porque estamos desactivados con todo lo que tenemos. Lo que espero es que la vida no se convierta en una película apocalíptica… Tanto en la película que interpreto con Anna Castillo como en las de ciencia ficción, al final lo que destacan son los vínculos, porque en las situaciones de riesgo, el amor, aunque suene a tópico, es lo que nos salva y nos conmueve. Esa peli va sobre eso, y hay que darle valor a los vinculados.
¿Cómo va el proceso de lanzarte a la dirección?
Lento. De momento tengo mucho curro como actor, pero la verdad es que ahora hago mil preguntas en mis trabajos. También hablo con los productores mucho y espero poder hacerlo.
Para terminar, una pregunta sobre finales. En una entrevista dijiste que ser elegante es ser capaz de saber terminar algo que ha sido maravilloso. ¿Eres, pues, elegante?
Intento tener la tranquilidad de que lo que estaba en mi mano para acabar bien, lo he hecho. No tengo la sensación de haber ido dejando asuntos pendientes o de tener que irme de Madrid para no encontrarme con una ex. Me gusta la sensación de que está todo hablado. Estoy a gusto, pero me ha costado muchos años de terapia. He hecho mucho trabajo personal.
